Romeo y Julieta

Considerada ya el arquetipo por excelencia del amor desventurado, Romeo y Julieta es una obra temprana de William Shakespeare a diferencia de tragedias posteriores, esta es una tragedia de destino dado que es una fuerza exterior e inevitable la que lleva a los protagonistas a su trágico final.

La obra en su totalidad está plagada de originales juegos de palabras, doble sentidos, antítesis, símiles, y metáforas, reflejando una absoluta maestría en el uso del lenguaje. Aunque la especifica versificación de los diálogos, elemento esencial para la caracterización de los diferentes personajes, se pierden en buena medida en la traducción al español, sí se pueden apreciar los diferentes registros, las formas poéticas, las figuras retoricas que atraviesan toda la obra y describen a cada personaje. Así, por ejemplo, la nodriza se caracteriza por un lenguaje coloquial con elementos cómicos, mientras que Fray Lorenzo utiliza la forma del sermón y su discurso es grave y sentencioso. Julieta, por su parte, muestra una gran destreza para la ambigüedad y los juegos de palabras. En el caso de Romeo, el lenguaje no solo sirve para caracterizarlo sino que, de hecho, refleja con mucha claridad la evolución del personaje: si al principio de la obra utiliza una cantidad de lugares comunes para referirse a Rosalina, su discurso amoroso es mucho más original cuando se dirige a Julieta, dando cuenta de su amor genuino.    

Aunque Romeo y Julieta fue efectivamente popular en su época, con el tiempo se ha convertido en uno de los clásicos más importantes de la cultura occidental. Además de las innumerables puestas en escenas que ha tenido en todo el mundo, la obra de Shakespeare ha inspirado una cantidad de películas, libros, óperas, canciones y obras pictóricas entre otros.

Romeo y Julieta trata de un romance que se ha convertido, a lo largo de los años, en el ejemplo más emblemático de lo que se conoce como “amor romántico”. El amor romántico nace de un impulso generado por los deseos de conectarse con otra persona de manera intima, por lo que las características de un amor de este tipo se debaten entre un deseo emocional-afectivo y el deseo sexual. Preponderando siempre el primero sobre el segundo.

Sin embargo, y aunque el amor entre nuestros protagonistas implica un inmediato compromiso de fidelidad eterna también se muestra pasional y explosivo. Por otro lado, el amor romántico se caracteriza también por ser eterno (para toda la vida e incluso más allá de la muerte), incondicional y exclusivo, y por implicar un alto grado de renuncia.

Así, todo, incluso la propia vida pasa a un segundo plano frente a la importancia de dicho amor. Este aspecto se ve claramente a lo largo de la obra de Shakespeare. Finalmente, el amor entre Romeo y Julieta es trágico desde el momento en que se conocen, ellos saben que su mutuo amor tiene, en la rivalidad de sus dos familias, un gran obstáculo.

Esta rivalidad, junto a otros elementos fortuitos y externos pondrán a prueba un amor que no sufrirá, a pesar de todo, ninguna modificación. Y ese carácter incondicional e inclaudicable de su amor será el que lleve a los protagonistas al trágico final.

El tema del suicidio se presenta rápidamente en la obra y se torna una idea obsesiva en ambos protagonistas, como una forma honorable y desesperada de escapar de los mandatos sociales que contradicen sus deseos primeros, y su afectivo matrimonio después. El supuesto, en esta lectura del suicidio, es esa concepción de amor romántico analizada anteriormente, que implica un amor eterno más grande que la propia vida.