Llegar tarde es como despertar de una pesadilla, desconcertado de lo que ocurre y con una idea de que algo que aconteció en el pasado está ocurriéndote justo ahora.
Quizás es comparable a un accidente de autos que está ocurriendo en este preciso momento y que da la impresión de apreciar la tragedia en cámara lenta.
No puedes evitarlo, ya paso, ya tuvo sus consecuencias y no hay nada que hacer. El metal está caliente y los muertos están en el suelo. No puedes salvar a nadie.
Te enteraste. Luego, impacto.
Un accidente de colisión que te enteraste por accidente y que accidentalmente pensaste que algo podías hacer. Debo decir que si piensas eso te engañaron mi amigo.
Como si pudieses sacarlos de ahí y retroceder en el tiempo para resolverlo. Esa calle ya está limpia, nadie lo recuerda, a nadie le importa y los muertos, enterrados.
Una sensación donde no hay nadie y despiertas desorientado en medio de la noche y nublado buscas respuestas que ya están escritas (y resueltas).
Esa sensación desesperada de no poder evitar el acontecimiento desastroso y que por pura física del movimiento no puedes frenar, ya está pasando (¡ya paso!) no hay nada que puedas hacer.
Es simple movimiento que se desarrolla en este plano y no puedes detener, todo esta marcado, todo está dicho, todo ya ocurrió.
Aun así, me resulta curioso que todo lo que me pasa, me pasa precisamente en el presente, ahora.
Siglos de historia de humanidad y todo lo que me ocurrio me ocurre en un solo tiempo, el presente.
Despójate, se libre y vive lo que puedas vivir en el único tiempo que existe y no salves a quienes no están y no pueden ser salvados.
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