Remedios
En la casa donde pasé mi infancia
había cajones llenos de remedios.
Remedios para la tos,
para el dolor de oído,
para la cefalea,
para la hipertensión arterial,
para la diarrea,
para las náuseas y vómitos,
para la alergia estacional,
para el insomnio,
para la ansiedad...
A veces mi madre encontraba
una combinación efectiva,
entonces salíamos a pasear
por la zona antigua de la ciudad
y visitábamos a algún pariente.
Un día comencé a robar las cajitas
para construir una nave espacial,
ensamblándolas con plasticola,
para el cosmonauta que decoró
la torta de mi octavo cumpleaños.
Apagaba las luces de la pieza
para emular el espacio exterior,
y así, casi sin darme cuenta,
perdí el miedo a la oscuridad
y también a quedarme solo.
..................................................
Caramelos
Ningún laboratorio
fue capaz de elaborar un fármaco
que brinde la misma sensación
de bienestar y alivio
que los caramelos de miel y limón
que la abuela llevaba en su cartera
en caso de emergencia.
Todavía, al despertarme por las noches,
busco caramelos bajo la almohada.
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