encontrarme en lo ordinario,
en el grito desgarrado,
en la luz que se apaga,
en una cama despojada.
saberme innecesaria,
irrelevante, inconsistente,
sin culpa e inconsciente.
dejarme ser insulsa,
intrascendente y mundana,
mientras las horas pasan,
desganadas.
y en este lecho, gris y descuidado,
entregarle mi cuerpo al tiempo,
al polvo, al olvido,
a los hongos y los insectos
que se encarnen en mis huesos
y se amarren de mi pelo
y hagan de mí su nuevo reino
y al fin, rendirme al polvo,
semilla de otros cuerpos.
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