mobile isologo
buscar...

Reflexiones sobre la bondad

Dec 25, 2025

85
Reflexiones sobre la bondad
Empieza a escribir gratis en quaderno

REFLEXIONES SOBRE LA BONDAD

 

La llegada de la navidad nos coloca en cierta posición sobre la que puede ser provechoso reflexionar. Cierto que no todos lo afirman explícitamente, pero el 25 es una fecha religiosa y nadie lo ignora aunque conviva con ella atemáticamente. Entonces la pregunta sobre la verdad y el bien es insoslayable. Pensaba en Papá Noel y su lista de niños buenos y niños malos. La lectura de sentido común nos dice, Papá Noel no existe, son los padres, ese relato es una estrategia de control para que el niño genere una ética de autodominio. Antes que censurar el “chantaje” que dice “si te portás bien llegarán regalos” habría que asumir que todo acto para ser bueno no solo debe ser moral sino también útil (como decía Machado, en el buen sentido de la palabra). Es decir, una moral que exija autosacrificio no podría juzgarse buena. Pero allí rozamos un aspecto místico del cristianismo: la cruz.

Hoy mi pregunta viene por este lado: ¿Qué es ser bueno?

EL LEGALISMO

Una forma de verlo podría ser: ser bueno es respetar la ley. A lo que un pensamiento escéptico podría preguntar. “Sí, ok, ¿pero la ley de quién?” Y qué sucede cuando una ley es injusta. Digamos, ¿una ley puedo acaso ser injusta? ¿O la misma definición de ley es autárquica y autónoma? Esto es, nada por fuera de la ley está definido, pues lo bueno nace del consenso social, una individualidad nunca podría erigirse como objetivamente buena sin suponer cierto exceso híbrico.

El problema es que, desprovistos de la individualidad radical, en la sociedad hay partidos, y a veces en ellos facciones. Es decir, colectivos que defienden un modo de vida contrapuestos a los otros, ¿cuál es la verdad?

La versión fanática lo ancla en un fundamento: Dios. ¿Pero cómo accedemos a Dios? ¿Es posible? Alguno dirá por revelación, profética o del texto sagrado. Hoy la modernidad ha matado esos argumentos. La ley y lo bueno lo funda el estado.

Pero el estado es frio, y sobre todo ineficiente. El estado actúa de manera negativa, no positiva. Prohíbe lo que no puede hacerse pero no dicta responsabilidades. Al menos así opera el estado liberal. Salvo en situación de guerra. El punto es que en el ámbito privado el estado no llega (y no existe poder que sea capaz de llegar capilarmente a todos los estratos de la sociedad, aunque lo intenta). En cambio, eso es lo que algo oscuramente se llama moral. Así, se distingue entre lo jurídico y lo informal. Pongamos un ejemplo: Nadie puede obligarte a amar a los pobres. Sin embargo, es virtuoso hacerlo. Ser visto como alguien que ama a los pobres puede ser instrumentalizado como las grandes empresas (descontando la deducción de impuestos) que apoyan causas como unicef o la de los refugiados, o el hambre en áfrica, etc. De todos modos, el estado liberal no prohíbe que usted no odie a sus enemigos, solo prohíbe que usted positivamente les haga daño. Esta distinción casi metafísica tiene aplicaciones muy concretas en la praxis y en la ley, pero suena artificial. La bondad debe ser otra cosa.

DOS ANTROPOLOGÍAS

Vuelvo a preguntar, ¿qué es ser bueno? Para responder esta pregunta debo situarme en una perspectiva ontológicamente antropológica. Existe una versión de lo humano donde somos entidades abstractas y autónomas. Facilitadas por el estado burgués liberal. Somos átomos sociales que entran en relaciones de asociación por medio de criterios contractuales. Y el punto esencial e irreductible es la libertad. Usted, lector poco afín a la filosofía ya puede avizorar que la metafísica cala hasta el hueso en nuestra sociedad. Pero, en fin, ya no nos dispersemos.

Para cierta ontología entonces el ser humano es una entidad autónoma. Tiene un alma definida, o si se quiere, una personalidad asociada a una estructura neuronal, y sobre todo un cuerpo (no caigamos en fisicalismo, irreducción a la cultura, mentalismo, conductismo).

¿Por qué esto es importante? Porque si la bondad es una propiedad del individuo que es el ser humano, es algo, valga la redundancia, propio de cada cual. De modo que es algo que se tiene o no se tiene. En tal sentido, habría gente que sin más es buena. ¿Cómo se reconoce? Podríamos decir que la gente buena es la que se comporta bien (en sentido liberal), pero podríamos agregar que moralmente, es la gente que desea comportarse bien.

Para mí esta visión es errónea. Ya que en mi propia ontología el ser humano no es autónomo, sino antes bien relacional. No es que existamos tú y yo de modo abstracto, independiente y anterior. Lo que sucede más bien, es que tú y yo formamos una díada que se constituye en el vínculo. Podríamos ir más lejos y afirmar que las relaciones anteceden a los individuos. Ellas existen socialmente, en un magma, o en un cielo etéreo. Digamos, la relación padre-hijo preexiste al momento en que un hombre tiene un hijo. La relación de paternidad depende del caso, sí, pero sus formas típicas existen antes de que el padre lo asuma. La hijeidad existe antes de que el vástago tome conciencia de sí. Pero, ¿qué pasaría si no hubiese matrimonio, patria potestad, si los niños o las mujeres no tuviesen derechos? En ese caso la hijeidad ya estaría preconfigurada antes del parto. Si la maternidad o la paternidad se explican por el adn, la biología, Dios, o la ley, ya es otro tema.

¿Entonces? Que la bondad, no depende de una propiedad que tengamos, sino de un vínculo que establecemos con alguien. Para hablar con precisión habrá que decirse que somos buenos o malos “con alguien”. Con este o aquel nos comportamos bien o mal.

Esto implica ventajas evidentes. Porque si la bondad no es una propiedad abstracta ello explicaría el relativismo social. Que por cierto es empíricamente constatable. ¿Cómo puede un sionista ser una persona culta, sensible, y “buena” con sus hijos y compatriotas y a la vez promover la limpieza racial y el exterminio?

UNA APORIA. ¿La bondad no supone una noción universal de bien?

¿Hemos solucionado el problema? No del todo. Porque alguien podría decir que de todos modos existe total o parcialmente objetividad en la bondad. Podríamos pensarlo lógicamente. Pero empecemos con un ejemplo. Hay quien diría que la condición de posibilidad de la mentira es que exista la verdad, que es imposible un régimen lógico con la totalización de la mentira. Esto es, una mentira hegemónica sería imposible. No solo prácticamente, sino porque la mentira supone la verdad. Para que alguien pueda creer una mentira debe confundirla con la verdad. Si todos mintiéramos, no habría tal cosa como mentira, sería otra cosa. Análogamente uno podría decir que la bondad debe asumirse como algo universalizable. No habría una lógica política de amigos-enemigos, sino una condición estructural del bien que tiende a lo universal. Podríamos decir que tendemos a asumir que todos esperamos ser tratados con bondad y que el conflicto no puede ser vertiginosamente constante. Que el mundo tiende a estabilizarse, sobre todo a partir del derecho. Que un palestino pueda ser visto como un ser inhumano sobre el que ejercer genocidio tiene que ver con cierta estabilidad del mundo. La pregunta es si hay algo objetivamente malo en no respetar los derechos humanos. Pero hasta aquí llega mi análisis.

RESUMEN

Para concluir hagamos un repaso. En nuestras sociedades hay una tensión entre ley jurídica y ley moral. Ambas tienen campos de aplicación distintos, pero orbitan alrededor de la idea de bondad y verdad. La bondad se funda alternativamente en la ley, Dios o el Estado. Pero un criterio para definir bondad es desde la moral partiendo de una antropología liberal donde los seres humanos somos autónomos y libres congénitamente, pero también podemos verlo como que la bondad es más bien relativa y nace de un intercambio relacional con el otro donde las partes no son atómicas sino co-constituidas. Nos hemos inclinado por esa versión, pero llegamos a la aporía de que quizás la bondad y la verdad necesiten intrínsecamente condiciones de universalidad para poder existir como tales. Y esto no es una cuestión de facti sino de iure.

Bonchi Martínez

Comentarios

No hay comentarios todavía, sé el primero!

Debes iniciar sesión para comentar

Iniciar sesión