Me llevo unos cuantos años darme cuenta de que la gente mala hace ruido y los ignorantes gritan. Por suerte nunca use como fin ni medio el hacer ruido, tampoco gritar.
Reconozco mi ignorancia porque en ella me defino.
Asumo la total responsabilidad de emitir mi opinión con seguridad. Pero me alejo de lo absoluto, porque la siento humilde.
Admito el carácter efímero de mis convicciones porque me reconozco cambiante. Esa naturaleza versátil que me hace reducirme a proceso, y me lleva a concebirme singular y simplemente necesaria. Lo que me permite también, aceptar la funcionalidad presente en el otro, y así, otorgarme a mi misma la capacidad de observarlo como proceso concomitante.
Un proceso que simplemente observo. Y aprendo a contemplar sus tiempos y sus aprendizajes, todos únicos y esenciales. Por esa misma razón no oso en interrumpirlo, le soy ajena apreciando la individualidad sublime que posee cada uno.
Imagen: La foto es mía, del mismo año que el texto. Una época maravillosa.

Lucía
Me animé a publicar cuando leí que escribir, publicar y que te lean es la combinación salvadora. Uruguaya.
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