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    Reflexiones de madrugada: El día que conocí a Mr. Darcy

    Oct 7, 2024

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    Reflexiones de madrugada: El día que conocí a Mr. Darcy
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    Me negué a ver Orgullo y Prejuicio durante mucho tiempo, incluso durante toda mi adolescencia cuando más me fascinaba con personajes como Edward Cullen y Noah de The Notebook pero sabía que tenía que huir de las falsas esperanzas del amor de Jane Austen.

    Recién a los 31, meses antes de casarme, totalmente convencida de soportarlo, me aparté una noche sola para ver aquel clásico y borrar una cuenta pendiente.

    Se sintió raro saber que aunque esa noche no tomé una gota de alcohol me sentía embriagada. Mr. Darcy, qué maravillosa y potente droga. Y yo que creía que mi culto a las ilusiones románticas había terminado.

    Me peleé conmigo y estuve largo rato procesando. ¿Es que jamás nos curamos las mujeres de ver esperanza disfrazada de amor romántico? ¿Será que aún habiéndonos vinculado con tanto tóxico, irresponsable y psicópata, seguimos creyendo que hay un Señor Darcy para cada una? ¿Que el amor se siente como el cosquilleo resultante del frío roce de una mano que nos despierta curiosidad y ternura? ¿que estamos destinadas a buscar eternamente la profundidad de una mirada que se vuelve transparente de sentimientos frente a nosotras? ¿que podemos confiar en elegir a un hombre que cruce un campo húmedo y frío de madrugada solo para confesarnos lo que nosotras ya sabemos?.

    Pensé en lo mucho que siempre me gustaron las películas románticas y creer en el amor, incluso en el dolor y la decepción de un corazón roto. Pero no puedo evitar preguntarme hoy si no fue todo un grave error. Si haber crecido con princesas como estandartes e historias ficticias de pasión y devoción no ha sido gran parte del problema que tenemos las mujeres a la hora de vincularnos.

    Porque ya desde pequeñas nos enseñan que el que te empuja en el recreo gusta de vos, que hacerse "señorita" es una bendición, que la virginidad hay que cuidarla porque sino no te van a querer y que si quisiste es tu culpa.

    La realidad nos demuestra a lo largo de todas nuestras vidas que las mujeres vivimos a merced de la violencia y la potestad de los hombres.

    Y aunque a algunas las salve el feminismo, a otras las despierte un cachetazo y otras tantas tengan que elegir continuar sus vidas en soledad para salvarse, el amor romántico está ahí, irreal y lejano, lo seguimos buscando como la puerta a un paraíso que nos promete una vida llena de felicidad, como un mesías que puede aparecer disfrazado de cualquier manera y en cualquier momento.

    Tal vez la solución sea continuar alimentándonos de ficciones que nos mantienen cálidas y entretenidas, en cuerpo, mente y alma, como placebos de cariño que nos alejen de cualquier peligro masculino que nos quiera cortar el camino.

    Tal vez haya que aceptar de una vez por todas que el amor romántico fue un invento para mantenernos dominadas y que la promesa de que nuestro querer va a cambiar a ese hombre que nos daña solo nos va a llevar más rápido a la tumba.

    Por sobre todo, tal vez sea hora de enseñarles a las más jóvenes los peligros que corren las que se ilusionan con un beso, las que siguen creyendo en las mentiras con lágrimas en los ojos, las que entregan el placer como garantía para un posible final feliz.

    Lamento mi irremediable cisheterosexualidad al escribir estos párrafos pero más aún lamento haber conocido y no poder sacarme de la cabeza a Mr. Darcy.

    *Imagen Pinterest.

    Flavia Nuñez Marquessini

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