Una mañana te encontré,
sin saber hablar, sin mirar, sin dónde ir a parar.
Te encontré, pero estabas perdida.
En un reflejo te apareciste
y vi cuánto creciste,
pero seguías perdida
Claro, no era el momento.
Pasó tanto tiempo.
Aunque olvidarte no fue sencillo,
tampoco lo fue mirarte,
traías la caja de los recuerdos contigo.
Una mañana te encontré
y esa caja pispié.
Entonces supe que no podía enterrarte,
porque siempre iba a necesitarte.
Aunque algunas cosas duelan,
no podía sólo dejarte.
Y vos tampoco podías.
Estabas perdida,
pero siempre por mí venías
para retarme por tanto tiempo apagarte
y para curarme.
Ahora despierto y ya no estás perdida.
Vivís dentro mío, encendida.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión