Reencuentro

Tengo nervios. Me cuesta concentrarme en mis actividades porque mi mente no deja de pensar en cómo será volver a ver a mi madre, a mi abuela, a mi padre y a mi sobrino. Ver cómo los años pasan factura duele, pero al mismo tiempo me siento profundamente afortunado de poder reencontrarme con ellos, aunque sea solo por cinco días. Son mi familia y los amo con todo mi corazón.

Siento que he trabajado mucho en mí: en mi carácter, en mi madurez, en la forma en que veo, siento y saboreo el mundo. Estoy seguro de que estarán orgullosos de mi progreso y de mi crecimiento personal. Fui el único de los hijos que tomó la iniciativa de irse a otra ciudad desde cero, sin ayuda de nadie, y salir adelante. Pasé de vivir en lugares altamente peligrosos a estar en uno de los mejores sectores de la ciudad. Sé que aún me falta mucho camino, pero también sé que he crecido a pasos gigantes. Cada día quiero comerme el mundo en bocados enormes, sin miedo, pero siempre con honestidad y sin destruir ni lastimar el proceso de nadie más.

Siento pánico de no ser suficiente para mis padres. Me exigen mucho; me ven como el más independiente y de quien esperan resultados. Es duro cargar con eso. Sin embargo, desde hace un año estoy haciendo las cosas a mi manera, y todo me va de maravilla. Perdí el miedo a no cumplir expectativas ajenas, porque hoy soy auténtico. Soy la definición de perseverancia, y se los demostraré de una forma sutil, correcta y coherente con quien soy.

Me quedan cuatro horas para salir de esta ciudad y recorrer una cantidad increíble de kilómetros. No le tengo miedo al camino; le tengo miedo a reencontrarme con el mundo que, por momentos, extraño, pero del cual también supe escapar.

12-27-2025
2:50 P.M.