Recuerdos de un viejo hombre que siempre será recordado como mi abuelo
Aug 24, 2024
Mi recuerdo más antiguo es estar sentada en el asiento de bicicleta detrás de mi abuelo. Recuerdo ver pasar rápidamente los autos, tan rápido que a veces la bicicleta temblaba. Él me había ido a buscar como casi todos los días al jardín y yo era felíz siendo llevada por mi abuelo en la parte trasera de su bici. Tenía 4 años. Recuerdo como siempre se vestias elegante aunque solo salia a darle de comer a las gallinas. Recuerdo como nos llevaba en caballo a jugar a la quiniela para hacernos sentir como princesas. Recuerdo todas sus historias y como contaba que vio con sus ojos los hechos más importantes del país alimentando sin saberlo mi amor por la historia.
Yo me sentía la princesa de mi pueblo, la princesa de mi familia pero como todo cuento este tiene un fin y en este caso no fue uno feliz.
Esos recuerdos son lo más preciado que guardo en lo más profundo de mi corazón, son recuerdos de tiempos en lo que la vida era más fácil.
A los 10 la familia se rompió y no volví a hablar con él hasta mis 15, aún pienso en esos años perdidos, en las anécdotas que habrás contado y nunca escuché, en las risas y momentos perdidos que habrían quedado guardados en mi memoria. Me imagino integrada en esas fotos grupales que se sacaban en las fiestas familiares.
En el 2020 mi abuela, tu esposa durante 42 años, falleció. Fue repentino y recuerdo como lo abrace y me dijo que tendrías que haber sido el al que tendríamos que estar llorando. Nunca se me rompió tanto el corazón como ese día, como ver al hombre que siempre había sido fuerte ante todos se derrumbaba ante su nieta. Me quedan guardados entre mis más adorados recuerdos las siestas que hacíamos los tres, las tardes tomando mate cocido frente al fuego, el pan casero que hacia mi abuelo que teníamos que salir a vender por el barrio y más que nada como ambos hicieron que mi infancia sea de las más doradas.
Un año después mi mejor amiga falleció y él fue el que me abrazó durante toda una madrugada cuando nadie podía consolarme, él fue el que contuvo cuando el mundo se caia.
Unos meses después, una semana antes de que cumpliera los 18 años te fuiste. A la noche cerró los ojos y no los volvió a abrir. Aún tengo guardado el número de la rifa que me compró para mí fiesta de egresados, aún sigo esperando el momento para decirle que me acompañe a mi entrega de diploma. Tenía tantas cosas para decirle que el resto de mi vida no me alcanzaría para sentirme lista para dejarte ir.
Recuerdo como todos vinieron a verlo por última vez, para despedirse y se que mientras tanto la abuela lo estaba esperando para con los brazos abiertos.
Extraño su presencia todos los días, cada vez que miro a la ventana espero verlo en el patio con las manos agarradas detrás de la espalda queriendo hablar sobre cualquier cosa que se le cruce por la cabeza o para contarme una de sus anécdotas de dudosa procedencia.
Se que dónde quiera que esté, el esta feliz, está con mi abuela sonriendo ya que estoy cumpliendo mi sueño, el que los hacía tan felices y los llenaba de ilusión.
Desearía haberles dicho cuanto los amaba mientras estaban cerca mío pero ahora se que hoy están más cerca que nunca.
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