¿Por qué es tan difícil olvidar su sonrisa,si era luz cuando mi mundo se caía?
¿Por qué aún recuerdo nuestras pláticas sin sentido, si en su caos encontraba mi abrigo?
Extraño esos abrazos que detenían el tiempo,
Su risa escandalosa, mi bálsamo perfecto.
Ella era calma en medio de mi tormenta,
La voz que silenciaba mi mente inquieta.
Platicar mientras la nieve se derretía,
Un gesto tan simple que el alma me movía,
Reíamos sin prisa, sin miedo al reloj,
Como si el mundo entero se pausara por los dos.
No es que me aferre a lo que fue,
Es que algunas personas se quedan sin querer.
Y aunque el tiempo borre su silueta de mi piel,
El alma recuerda lo que el corazón no quiere perder.
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