Fui arrebatada de la realidad, la luz se me oculto, una sombra como un eclipse me trajo el olor humedo de un recuerdo y quede mareada felizmente entre el aire viejo de ese recuerdo, su frescura y un anhelo pulsante, inalcanzable deseo.
Todo el tiempo siento que las buenas cosas estan por desaparecer, porque como una estrella fugaz en mi vive la pasion, la calma y la desicha, una atras de otra decantan y me desenvuelven la verdad. Un alma nerviosa hilando con mi mente recordando el desamparo y belleza de la infancia y estos destellos, estos milagros (como vela que al soplarla no se apaga o besos bajo la lluvia) me acarician y entonces recuerdo la mesa de madera redonda con patas cortas en la casa de mi papá, las noches de sabado que nos sentabamos en el piso a comer y luego a ver las estrellas por sus limitantes ventanas, para ese tiempo a mi me parecian la salida hacia una libertad que todavia no sabia que buscaba. Deslizarse por esos pisos con medias de niña brindaba la satisfaccion que da vivir en el prefacio a la pasion (la fantasia es especial porque es soñada) y yo me sentia invencible imaginando que mi alrededor era cualquier lugar, parecia que habian desaparecido los adultos, las estrellas incluso bajaron a acercarse con confianza.
El mate, la yerba, los pasillos, la luz y todo el aire que entraba por una ventana al cielo directo, esas brisas poderosas que te marcan porque huelen a juventud. Seguro que sonaba bob dylan o los rolling stones de fondo, y no entendia nada mas que el hecho de que algo le hacian en el alma a el, a mi los años despues ese secreto se me traspaso, casi en silencio como lo son las cosas internas de las familias, intangibles hilos que se arman en diferentes puntos y cuando te veas en un espejo no lo vas a notar pero se incrustra en la piel y en tu esencia titilando cada vez mas fuerte.
Pense eso viendo una pelicula, me acorde de mis abuelas y sus amigas, en las arrugas de la mujer que aparecia en la pantalla se me aparecio a mi un camino recorrido, la puerta de la casa de mi infancia, las infancias y sus casas. La reunion de las mujeres del barrio se daba asi, ellas venian y hablaban con la intención" que sea "de paso" pero con anhelo escondido de que dure, yo fiel compañera como un diario bajo el brazo de mi abuela me sentaba a escucharlas y mirarlas, sus gestos, sus risas y sus dramas. Pienso en que parecía que siempre había algo para contar y lo más valioso era que había tiempo para ser escuchadas, entre ellas sus ideas o sus sueños guardados en sus armarios se escabullian como gotas de agua, un amor y un poder otorgado a las palabras casi inconsciente porque de algo las protegia y a través de ellas toleraban el mundo cuando las tardes de verano arrasaban y la soledad quemaba más que el sol.
Un anzuelo trasparente, una burbuja que se mantiene casi en un chillido, esos recuerdos que te exponen a todo lo que viviste y sentiste, alianzas que se crean en algun lugar de la mente y forman a esas figuritas llenas de luz e historia haciéndonos encontrarnos en los rincones nostálgicos, esos bares viejos que nunca queremos dejar de visitar.
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