aún soy esclava del latente recuerdo
del temblar de tus manos
al sentir el noble tacto de mis dedos
ansiosos de probar un poco de ti
tus ojos despavoridos
que se movían al vaivén de un columpio
inquietos, sumisos, avergonzados
del mirar penetrante
de mis ávidos ojos
el perro ladraba
el viento danzaba en un acorde de súplica
de ruido
que acompañaba la percusión de tu talón golpeando el suelo
de mis orejas calientes
de nuestros labios sellados
sellando el amor a voces
a pasos agigantados
nuestras piernas creaban
ese angulo incómodo
por el usual espacio
entre tu corazón y el mío
el tenso desinterés de tu alma cuando ve llegar a la mía
aún recuerdo el desnivel de tu sonrisa
el tic de tus labios
a la aparente torpeza de mi boca agobiada por llenar
el angustiante silencio
que aclama la llegada
de dos amantes
cuyo amor ha expirado
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