Soy el dueño de mis propias decisiones,
no soy el eco de una voz ajena.
Vuelo sin dirección fija, sin importar nada,
soy el que camina a contramano.
No me atan las normas sociales,
soy la última palabra contra todo.
Soy el grito en la noche, desenfrenado,
el rebelde que elige su propia vida.
No necesito la aprobación de nadie,
ni un lugar en la fila, para encajar.
Prefiero la soledad del vagabundo,
que perder mi esencia, dejarme arrastrar.
Yo dicto mis propias normas,
y no temo a la barranca por venir.
Mi vida es un viaje, sin destino cercano,
Soy el rebelde que prefiere existir.
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