Rebecca. Capitulo 1.
Jan 1, 2025
Rebecca Martinez tenía 12 años cuando ingreso a la escuela secundaria San Martín 311. Eso después de mudarse a Mar Hermano, una pequeña localidad ubicada entre Miramar y Chapanmalal. Eran poco más de 6 mil habitantes. 2 Escuela, una iglesia, una playa, un cine, 5 cafés, etc.
La otra escuela era la Rivadavia N11. Apodada Riva por los locales. Ambos colegio eran públicos y estaban el uno al lado del otro.
Son la alarma. Rebecca corte el molesto ruido de su celular, quizo dormir más. 5 Minutos después volvió a sonar una segunda alarma, y la volví a apagar. 5 Minutos y otra vez lo mismo, con esta al fin se levantó.
Dormia conservando solo su remera y ropa interior blanca. Se cambió de vestimenta y en 10 minutos ya tenía su conjunto de casi todos los días. Buzo gris con el logo de Queen en la parte del pecho, un pantalón cómodo, y zapatos negros con calcetines Rosas. Y sus anteojos, sus anteojos de pata roja redondos.
—Buen día amor. Dijo su madre una mujer aún joven de rubios cabello iguales a los que Rebecca tenía.
—Hola ma...
Sin muchas ganas, seguía medio dormida. Comío rápidamente el desayuno de pan y agua de todos los Días. Se puso la mochila roja en la espalda y se fue camino a la escuela.
Vivía apenas a 7 cuadras de esta. Hasta se podía ver el enorme edificio de paredes blancas y techos rojo a lo lejos. No paro de bostesar durante todo el trayecto. Hace menos de una semana había sido su cumple de 15 y aún no superaba el cansancio. Llegó al colegio, la entrada a este estaba llena de alumnos que también tenían que entrara al turno mañana del San Martín. Cómo no quería ser apretujada por la gran multitud se quedó descansando en la cerca que separa a su escuela con el otro colegio. Ya que estaban literalmente al lado.
La reja había sido colocada hace más de 10 años debido a las constantes batallas campales de los alumnos de ambas escuelas. La rivalidad había comenzado cuando el la final de fútbol de Los juegos bonerebses del año 2010. La escultura Riva ganó 7 a 2 a la San Martín. Los jugadores del plantel no se lo tomaron bien y la semana siguiente a la noche rompieron todas las ventanas de la escuela rival. Ellos respondieron grafitiendo las paredes de la San Martín. En venganza rompieron la estatua de la cabeza de Rivadavia que en ese momento estaba afuera de la escuela. Así que ellos tiraron petardos al salón de 5B que solía dejar la ventana abierta con una vista perfecta del 3A de la otra escuela. Y así una y otra vez.
—Hola Rebecca. Dijo Anna la amiga de la chica. Tenía un hermoso pelo rojizo, tes clara y cara de no haber roto un plato en su vida.
—Hola Anita —Respondio ahora más animada con el apodo por el cual solía llamarla— Siéntate. Le ofrecío. Está aceptó y se colocó al lado de ella poníando la espalda contra la reja.
—Che ¿Viste lo que le pasó a Bruno?
—¿Quien?
—Bruno en la quinta, el que era viene de capital.
—Ha si ¿Que paso con el? Anna arrugó la cara, le pareció insensato que ella no supiera que había pasado. Aunque decido explicar directamente el tema en lugar de cuestión por que Rebecca no sabía.
—Lo agarraron a la noche los del Riva lo cagaron a trompas. Dijo entre susuros como si fuera un secreto del estado nacional Argentino. Rebecca se sorprendió.
—Que, ¿pero como, por que? Se consternado Rebecca. Ya habían sucedido episodios de agresión pero siempre en las cercanias del colegio. Todos los cafés de la ciudad están por el centro y eso estaba lejos de las escuelas.
—Te cuenta como fué. Al parecer se quería poner de novio con una chica que va al Riva. Está le dijo que no, el no se lo tomó bien y comenzó a amenazarla desde el celular. Está le hablo a su hermano que también va al Rivas y el con un grupo de amigos se las arreglo para encontrará dónde trabajaba. Lo esperaron a la salida y lo golpearon.
Concluido el relato. Rebecca se quedó perplejo unos momentos.
—Bueno... No estuvo bien...
—Pero...
Ana ya sentía que venía un "pero".
—Pero Bruno tampoco tiene derecho a acosar a nadie. Dijo. Si amiga suspiro.
—Es verdad, pero aún así. El papá de la chica ese, que no te conté se llama María y su hermana Juan. Son hijos de un policía...
—¿Y...? Rebecca no entendía el mensaje.
—Que pudiera decirle al papá de ellos lo que pasaba y el seguro hubiera hecho algo. Usaron toda está situación como excusa para cagar a trompadas a alguien. Concluyó.
—Eso es cierto... Si es así es que no se puede ser más desgraciado. Dijo enojada ella. En eso, sono la campana.
—Da igual. Seguro que hablan de esto en la escuela y nos dan un cermon como si hubiéramos hecho algo. Dijo mientras se levantaba. Rebecca la siguió para ir a la escuela.
La predicciones de Anita no pudo haber sido más correca. Desde la entrada hasta la primera, segunda y tercer hora. Sistemáticamente todos les decían que lo sucedido había estado mal. Primero el director de la escuela. Un hombre alto y gordo que se estaba quedando pelón por la edad. Luego la profe de matemáticas. Una mujer de pelo negro y anteojos negros que aún era joven y era su primer trabajo fijó como decente. Después el profe de educación física un sujeto alto y calvo en sus cuarentas, que canceló la actividad física y se la paso hablando de la importancia del respeto. Por último la profe de arte de cabello negro con algunas canas puzo de tarea para ese día hacer dibujos para Bruno que luego se los mandarían al hospital. Y así llegaron al tercer recreo.
—¿Creen que los pájaros hablan cunado cantan o lo hacen solo para divertirse? Pregunto Belén. La tercera que conformaba el trío de amigas. Era la más delgadas de las 2, casi esquelética. Siempre llevaba puesta una falda larga y una coleta que ataba sus rulos con cabello marrón oscuro casi negro. Siempre hacia preguntas raras de cualquier cosa.
—Y yo que se...
Dijo Rebecca que miraba la rama con los pájaros cantando. No le gustaba que su amiga siempre andará pensando estupideces, o al menos la rubia pensaba eso.
—No lo sé, nunca lo había pensado —Dijo Ana que disfrutaba mucho más está clase de conversaciónes— Pero no. Para mí que hablan su lenguaje secreto. Dijo.
Los Verdosos ojos de Belén se Iluminaron.
—Es verdad, nunca lo había pensado. Pero tiene lógica. Debe ser un lenguaje secreto que usan para conspirará en contra de los gatos por siempre comérselos —Comenzo a dar saltitos de la alegría, Rebecca se puso nerviosa pues sus saltitos siempre se volvian enormes saltos olímpicos y ya en mas de una ocasión le habian llamado la atención por de más su falda— Que emoción, que emoción. Repetía.
—Oye —Dijo Rebecca de repente al acordarse de algo— ¿No dijiste en la hora anterior que querías ir al baño?
Los ojos de la joven no se abrieron más solo por qué no era físicamente posible.
—Es verdad, pero con todo lo de los pájaros se me olvidó. Vuelvo en 5. Se largó corriendo al baño.
Rebecca hecho un largo y agobiente suspiro mientras su postura se encorbaba. Cuando ya no pudo soltar más aire respiro normal y se puso en su posición de espalda habitual.
—Es mi amiga y la amo y todo pero está loca. Se quejo.
—Es si forma de ser. Le defendió Ana, aunque algo avergonzada.
Aunque Rebecca la ignoro y siguió.
—Lo único bueno de la escuela secundaria pública es que puedes venir vestida como quieras a la escuela y allá escoje usar falda. Cuándo hace esos saltos todos los hombres le terminan viendo la bombacha que le pasa.
—A mi me divierte, es una conversación interesante de la que uno nunca se aburre.
El patio en el que estaban era el de afuera. Había una más pequeño que usaban solo cuando llevia.
Tenia unos pocos árboles sin mucho cuidado y un muro de concreto que impedía que los alumnos se fueron de la institución.
Volvió Belén, con los brazos extendidos como avión y los ojos bien abiertos. Aunque eso último no era novedad ya que siempre los tenía bien abiertos, fijos. Cómo su estuviera mirando perpetuamente a algo con extrema atención.
—Es hoy. Me acabo de dar cuenta. Dijo Belén tan pronto llegó con las chicas.
—¿Y ahora que...? Pregunto Rebecca falceando una sonrisa. Ana si sonreía de manera sincera.
—Hoy a la noche viene el gigante de luz, solo lo hace una vez cada 5 años. Si abren las ventanas seguro que lo ven. Dijo emocionada.
—Hey, hablando de esos escucho que hoy a la noche ve a haber una lluvia de estrellas. Hay que verla. Pronuncio Ana emocionada.
—No me dejan salir tan tarde. Se lamento Rebecca. Pero su siempre alegre amiga le presento otra opción.
—Escuche que se va a ver por todos lados ciudad. Si cada una abre la ventana de su cuarto seguro que le vemos. Aclaro, todos habían ido al menos una vez a la casa de la otra. Y sabían que las 3 tenían en su habitación una ventana que daba una vista ideal para ver las estrellas.
En ese momento las 3 acordaron abrir sus ventanas a la hora del evento astronómico. Harian una video llamada grupal para así tener constancia de que las 3 lo veían al mismo tiempo.
Saliendo de la escuela, las chicas hablan de frivolidades.
El ambiente era tranquilo. Rebecca disfrutaba de la conversación, después de la charla del recreo Belén había estado tranquila con sus locuras. Y la Conversación de Ana era divertida como siempre.
—Asi que al fin te copiaste. Dijo Rebeca jugeteona.
—Jaja, si. El sábado salgo a tomar un café con el. Sigo la chica de anteojos entre feliz y avergonzada. Belén no podía sentirse menos interesada en lo que decían, aunque sabía que el chico en cuestión era importante para la joven así que hablo.
—¿Por qué Rubén no vino hoy? Pregunto la loca. Ana que estaba entre medio de las dos giro para el lado de su otra amiga.
— ¿Visto que ante ayer llovió? —Preguto. Belén movió la cabeza positivamente— Justo lo agarro cuando había ido a comprar pan. Así que se enfermo que mañana o pasado calculo que ya vuelve. Aclaro.
—Bueno —Volvio a hablar Rebecca de manera divertida— Lo importante es que Ana se consiguió chongo...
En ese momento una lata cayo en la cabeza rubia de la chica. El susto más el golpe provocó que cayera la piso.
—¡Amiga! Dijo Ana asustada mientras se agachaba pata levantar a su amiga.
—¡Los ogros del bosque se revelaron otra vez! Dijo Belén cubriéndose la cabeza.
Lo que en realidad sucedía era que, en protesta por el castigo que les habían dado a los alumnos atacantes de Bruno. El colegio rival se había puesto de acuerdo para lanzar latas por sobre la reja el final del horario escolar. Debian ser al menos más de 50 jóvenes de todos los grados, tanto hombre como mujeres. Que aparte de que ellos sostenían pancartas y cartulinas con las frases. "El se lo busco" "todos contra Bruno" "Abajo San Martin. Arriba la Rivas". Entre algunos otros mensajes de odio.
Algunos alumnos quicieron pelear. Inclusive algunos trataban de escalar la reja. Los maestros intentaban inútilmente controlar la situación mientras llamaban a la policía.
—Vamonos de aquí. Dijo Ana veloz. Tan pronto Rebecca acabo de pararse la agarro de la mano, también a Belén.
De esa forma ambas corrieron y escaparon del lugar.
Ya a la noche. En la comida todo fue como siempre.
—Los del Rivas son tan violentos —Decia la mamá de Rebecca mientras ella terminaba de comer sus fideos— Antes no era así, antes los colegios se llevaban bien ¿Te conté que tú papá iba al Rivas? Dijo.
—Si mamá. Contesto con el tono con el que siempre le contestaba cunado se lo contaba. Pues ya era la séptimo sexta vez que lo hacía.
La chica se limpio la boca cuando acabo de comer y se levantó para ir a su habitación. Pues acostumbraba a ir a acostarse muy temprano. Se había acostumbrado por culpa de la escuela.
Fue a su habitación que estaba al lado de su cama, la abrió. Y comenzó a mirara atravez de ella.
"¿Ya están en sus ventanas?" Escribío Ana en el grupo que tenía las chicas.
"Si" Respondió Rebecca.
"Que emoción por ver al Gigante"Escribir Belén.
Pasaron el reto hablando de cosas sin importancia real, hasta que...
"Ya empieza, ya empieza" Escribió Rebecca tan pronto le pareció ver una estrella moviendose en el cielo. Y allí comenzó la fiesta.
Un millón de bolsitas de fuego estelar moviéndose en sincronía como si de un espectáculo de fuegos artificiales se tratara. El movimiento de la lluvia estelar que culminó dejando a las estrellas paralizado nuevamente.
"¡HAY QUE BONITO!" Escribío Ana.
"Sisi lindo. Pero sera mejor cuando gigante aparezca, lo hace después de la lluvia. No debe tardar en venir" Puso Belén.
"Fue Hermoso, ya me voy a dormir. Ustedes ven al gigante por mi". Fue lo último que escribío Rebecca antes de poner a cargar su celular en su mesita de luz. Se sacó la remera y pantalón para irse a dormir como siempre lo hacía y se acostó en su cama.
Pero en ese momento, recordo que no había cerrado su ventana. Se levantó levemente para poder cerrarla cuando... Escucho un sonido.
Miró, era la vista acostumbrada de las casas de su barrio. Pero había algo diferente, escucho un sonido que era como el de la cuerda de una guitarra. Repitiendo el mismo tono una y otra vez. Se inclino por sobre la ventana sacando la cabeza y parte de su cuerpo. El aire era pesado pero extrañamente ligero a la vez.
Pero vio más allá, entre la oscuridad. A lo lejos. Una luz inmensa parecía moverse como si caminara. La imagen difuminada se hacia más y más clara conforme se acercaba. Era... Era... Un ser de como unos 30 metros. Hastas de venado y un cuerpo humano masculino.
Caminaba atravesado las casas. Sin romper nada. Ni asustar a nadie.
Sus ojos eran 2 ojos que parecían agujeros negros, no. Era más profundo. Algo inofensivo pero inquietante. Parecía que noto que la joven le estaba viendo. Pues había quedado paralizada por la imprecionente. No era miedo. Solo impresion.
La chica se fue corriendo para donde su celular. Y pregúntale a sus amigas si estaban viendo lo mismo. Pero tan pronto dejo de ver al gigante. Sintió como no podía evitar cerrar los ojos. Cayó en su cama. Dormida. Mientras el gigante se retiraba.
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