Vos, tan resplandeciente.
Brillas como si tuviera al sol de frente,
como si fueras un rayo de luz que
entra por la ventana e ilumina el lugar.
Sos dorado,
sos amarillo como un amanecer.
Veo tus ojos y te siento,
siento la cercanía entre nuestros cuerpos.
Tan insuficiente que no llena la sed
de hambre que mi piel tiene.
No lo suficiente para volver mi
corazón desenfrenado,
pero lo suficiente para hacer cortocircuito
en mi mente.
Los pensamientos vuelan y ahí estás vos.
Resplandeciente, brillante.
No tengo permiso para probarte,
pero de alguna forma quiero tocarte.
Sentir todo lo que las palabras no dicen
y a lo que la mirada huye.
Quiero que me sientas,
que puedas sentir con tus manos
el sentimiento que cargo.
No puedo callarme,
necesito coserme la boca para no
decir y esconder mis ojos para
no mirarte de la forma en que lo hago.
Como si fueras prohibido,
mi manzana prohibida.
Aunque no mirarte es como ignorar el
sol en los días de verano,
como ignorar el amarillo en el amanecer
o la arena en la playa.
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