Me perdí en medio del desierto de tu indiferencia,
un paraje árido marcado en mi inconsciencia.
El viento arrastra mis cenizas, más ni el polvo quedó de mí.
No tengo manera de volver a ser lo que algún día fui.
Me abandoné a mí mismo por hallarte a ti,
siguiendo señales que jamás hablaron de mí.
Nunca lo hicieron, y nunca lo harán.
Migajas de pan que desvanecían al avanzar.
Me veo en el espejo y no logro arrancarte de ahí.
Tu veneno se mezcla con lo que quedó aquí.
Te convertiste en parte de mí, y ya no logro discernir
si soy yo quien siento, o eres tú quien sigue en mí.
A mí vienen todas esas cosas que antes eran tuyas,
y que hoy se han convertido en nuestras.
Las canciones que cantabas hoy suenan en mis venas,
y son ahora esos recuerdos los que marcan mi condena.
Tu desinterés es tan grande que me parte,
Me hace preguntarme ¿porque te apartaste?
¿Acaso falto poner de mi parte?
¿O es que en realidad mi alma nunca supo amarte?
Ahora enfrento el dolor y la ilusión,
sentimientos que siento por lo que nunca fue.
Ahora lo entiendo, es más fácil olvidar lo que no funcionó,
que lo que pudo haber sido y no llego a ser.
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