Me quiero ir a casa,
repito una y otra vez como un mantra.
Quiero volver a un lugar que no existe,
a un edificio cuyas paredes caen de a pedazos
y cuyo techo se desvaneció antes de que lo pudiera mirar.
Mi hogar se repleta de madera sin quemar.
Húmeda de tanto dolor,
absorbe el duelo como si todo quedara atrás.
El fuego no prende más.
La calidez de esta casa de escapa por las ventanas,
abiertas en busca de que el aire se renueve.
En culpa las cortinas se sumergen,
las tiendo afuera para que al menos ellas puedan escapar y sus lágrimas secar.
Extraño mi casa a más no poder,
no entiendo en qué momento dejé de sentirla propia y pasó a ser un cementerio de corazones sin reparación.
Quiero volver a casa,
me repito una y otra vez como un mantra.
Espero que el cielo me escuche y me deje regresar.
Espero que cuando despierte todo vuelva a estar en su lugar.
Espero que el calor al fin encienda nuestro hogar.
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