llego a la piscina y me quiero meter. estoy sudando, el sol me acribilla desde hace rato. pienso en meterme. mis amigos están ya dentro, no se lo piensan tanto. Entonces me acerco, empiezo a titubear, temblar, pensar, me agobio. ¡Qué me pasa!, se que va a estar fría al principio y después me acostumbrare y me gustará. ¿Porqué no entro? Es atreverse y saltar, no es nada. Pero aún así, me doy la vuelta, ando de un lado para otro, se me cierra el estómago y los escalofríos me acechan. Mis amigos no se han percatado del todo, alguno me ha dicho que qué hago, les miento.
Respiro profundamente y alzo la vista, el cielo está espeso pero despejado. me calmo, pienso que hoy no es mi día. Pero me lleva pasando todos los días, “nunca es mi día” es mi resolución. En este punto, me encuentro pálido, mi mente empieza a insultar a mi cuerpo y mi cuerpo me desprecia a mi. Pienso mal de mi y en hacerme daño. Yo tan solo quería bañarme
Suelo acabar metiéndome cuando se dan ellos cuenta, no por mi propio pie. Me odio. ¡Quiero vivir, quiero entrar a la piscina!
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión