Quiero vivir sin que tenga que haber un motivo para hacerlo

Busqué durante tantos años responder a la pregunta de ¿Quién soy? O ¿Cuál es mi propósito en esta vida?

Y la verdad es que, al menos para mí, ninguna tiene respuesta.

Por mucho tiempo creí que tenía que ver con lo que hacía. O mis roles. Pero no puede ser eso. Soy profe, no quiero serlo, dejé de serlo y volví. Soy mamá, pero no a tiempo completo. Así como tampoco lo soy para mis etiquetas de hija, hermana o amiga. Eso solo aplica cuando estoy ejerciendo ese rol.

Y ¿cuándo estoy solo yo? ¿Qué queda?

Tratar de responder esa pregunta me ha llevado a frustrarme mucho. Porque la que queda nunca es igual a la otra. La que queda un día es una mujer que siente que puede con todo, pero otro día solo quiere que alguien la abrace cuando el mundo le pesa.

La que queda un día está llena de energía, alegre y motivada, y otro día solo quiere existir, tirada en el pasto al sol o dormirse mirando una película.

La que queda un día ama su trabajo y se siente increíble y al otro lo detesta y quisiera haber tomado decisiones diferentes.

La que queda a veces quiere ruido, movimiento, emoción, aventura. Y otras veces solo quiere silencio y quietud.

La que queda nunca es igual. A veces se vuelve más sabia. A veces aprende cosas nuevas. A veces deja de creer en cosas que hace dos minutos atrás defendía a muerte. A veces deja que sus emociones la desborden y otras las gestiona como una adulta. A veces, la que queda ama al mundo y a veces, lo odia.

Soy todas, y no soy ninguna. Estoy en constante cambio y descubrimiento de mí misma.

¿Cómo podría entonces buscar un único propósito para vivir?

¿Cuál otro sería mi propósito de estar en este mundo si no es vivir la vida intensamente, aceptando los cambios, las subidas y bajadas, lo bueno, lo no tanto, aprendiendo, desaprendiendo?

Quiero dejar las máscaras.

Quiero dejar de amoldarme.

Quiero dejar de recortarme.

Quiero dejar de esconderme.

Quiero dejar de desdibujarme.

Quiero dejar de etiquetarme para encajar. Y hacer en cada momento lo que sienta, sin que eso tenga que tener un mayor significado.

Quiero vivir sin que tenga que haber un motivo para hacerlo.