¿quieres ser mi por siempre?

Mi familia nunca fue religiosa, pero mamá era fan de las historias de amor. Contra mi voluntad asistí a unas cinco o seis bodas de las amigas del barrio, al inicio era más o menos divertido incluso la parte de escuchar los sermones religiosos pero conforme crecí y fue entendiendo esos rituales pasaron a sentirse una fantasía.

¿Por qué quien en su sano juicio jurará amarte por siempre?

Hasta que la muerte nos separe y todavía… ¡decían acepto!

La cantidad de bodas que vi fueron equivalentes a los divorcios, incluido el quiebre de mi familia y el parche de dolor que deja el - por siempre felices-.

Conforme crecí tenía claro muchas cosas, el temor a las relaciones, a la ficción sobre el amor y evidentemente no creía en los finales felices.

Vivi haciéndole una cruz a la idea de compartir más allá de mi espacio con alguien, pero tu llegada también cambió las reglas de mi juego, tomaste los tableros y en la inmensidad del campo nos dejaste a los dos como las piezas maestras dándolo todo.

No necesité más y no necesito más.

Creo que caminar contigo de la mano, en esta libertad de amarte, se ha convertido en mi era favorita, ser feliz por el hecho de poder coincidir en tiempo y espacio a tu lado, es más que increíble, es un sueño del que no quiero despertar jamás.

Correr a tus brazos, tener una preocupación y que seas sólo tú quien alivia mi tormento, en las madrugadas no hay espacios vacíos desde que estás en mi vida y ahora mi casa no está llena de ecos, mi voz se encuentra con la tuya, te encuentro en los bellos lugares que son tan nuestros y creo que aquí hay algo de fantasía, esa misma que hacía los enamorados dijeran que querían pasar al lado de otra persona eternamente, tardé más de tres décadas en entender a la vida y ahora pienso que no habían perdido la cabeza como pensé.

O quizás ha sido tu amor el que ha hecho que me convierta en otro loco igual.

No cabe la duda que siempre hemos sido tú y yo, que seguimos siéndolo aunque a veces tengamos nuestras diferencias pero no tienes idea de lo feliz que me haría si al final de tu nombre le sumas mi apellido y no como un juego o nostalgia sino como una realidad.

Podria poner aqui los discursos más cursis de la vida, pero quiero ser un hombre real que cada dia sigue sabiendo que la vida es dura pero siendo el más feliz por seguir sabiendo que eres tú quien lo acompaña. Quiero ser tan real como las mañanas donde me ves siendo un yo terriblemente imperfecto, no quiero nunca disfrazar nuestro amor porque ha sido más real y transparente las veces que te he amado al desnudo.

León, traspasaste cada capa compleja y sólo tú sostienes mi corazón, quiero que sigas siendo tú hasta el final de mis días y aunque la vida se escape y digamos de forma temerosa que “hasta que la muerte nos separe”, ciertamente mis sentimientos por ti son tantos y tan revoltosos, que ni siquiera la línea de la vida y la muerte nos pondrá un freno.

Te traje al fondo del mar, esta vez para que entiendas que mi amor viaja por cualquiera dimensión y si me pides el día de mañana llevarte a las estrellas, mírame construirnos el camino, no hay nada que no haría por ti. Lo irreal e imposible, no existe cuando está tu felicidad en juego.

Sáltate las mil etapas conmigo.

Podríamos dictar nuevas a nuestro ritmo y aunque ahora esté siendo demasiado de prisa ¿quien dice como tengo que amarte?

Acepta por favor, acepta casarte conmigo.