creo que para contestar esta pregunta, primero debemos entender que es la muerte. Segun Freud no es simplemente el fin biológico de la vida. Freud introduce la idea de la pulsión de muerte o Thanatos, en oposición a la pulsión de vida o Eros.
La pulsión de muerte no se refiere únicamente a la muerte física, sino a una tendencia hacia la inercia, la ausencia de tensión, lo no vivo. En términos psíquicos, es el impulso de anular la vida, de volver al estado inanimado, un retorno a la quietud anterior a la vida, al equilibrio primordial del universo antes de que la vida rompiera esa calma.
Freud también reconoce que la muerte en sí es un enigma insondable para el ser humano. El inconsciente no puede concebir la muerte como una experiencia directa, ya que en el inconsciente, la vida y la muerte no son opuestos claros. Según Freud, no es posible imaginar realmente la propia muerte; siempre que intentamos pensar en nuestra muerte, lo hacemos desde una perspectiva en la que seguimos vivos.
Resumiendo.
La muerte, según Freud, es tanto un destino biológico como una fuerza interna que nos mueve hacia la disolución. Es una tensión constante entre el impulso por vivir y el deseo inconsciente de regresar al estado inorgánico. La pulsión de muerte refleja una profunda paradoja humana: el deseo de vivir y de crear se encuentra en tensión continua con el deseo de terminar, de aniquilar y de volver a la quietud.
La edad no se aborda directamente como un concepto aislado, pero puede entenderse a través de su filosofía del ser y su concepción del tiempo. Heidegger se preocupa por la existencia humana en su totalidad, particularmente en su obra "Ser y tiempo" (1927), donde expone que el ser humano es un ser-en-el-mundo que está arrojado en la temporalidad y, por lo tanto, está orientado hacia su fin último: la muerte.
La edad, en la perspectiva heideggeriana, no se limita a una sucesión cronológica de días o una acumulación de experiencias, sino que refleja nuestra relación con el tiempo, con la conciencia de que somos seres hacia la muerte. A medida que envejecemos, nuestra comprensión del tiempo se intensifica; el horizonte de la muerte se hace más cercano y palpable, lo que nos permite reconocer nuestra finitud y asumir una postura más auténtica frente a nuestra existencia.
En este contexto, la edad se relaciona con la manera en que experimentamos y comprendemos el tiempo, no como una simple secuencia de años, sino como el despliegue de nuestra existencia en un horizonte temporal que inevitablemente conduce a la muerte.
Para Heidegger, vivir auténticamente significa vivir con la muerte en mente, no de manera morbosa, sino reconociendo que nuestra existencia tiene un límite, lo cual le da sentido. A medida que envejecemos y sentimos más cercano ese límite, Heidegger sugiere que podemos tomar una actitud más auténtica frente a la vida: asumir nuestra finitud y hacer elecciones que realmente nos definan, en lugar de vivir de forma inauténtica, alienados por las expectativas sociales y las distracciones del día a día.
Para Sartre, un filósofo existencialista, el concepto de la idea se vincula profundamente con su visión de la libertad, la conciencia y la responsabilidad del ser humano. Sartre considera que las ideas no existen en un plano abstracto y separado de la experiencia humana, sino que son producto de la conciencia y están ligadas a la acción. La idea, en este sentido, no es algo que nos determine, sino algo que nosotros creamos y actualizamos constantemente a través de nuestras elecciones.
En su obra "El ser y la nada" (1943), Sartre explora la noción de la conciencia como siempre activa, en constante relación con el mundo. Para Sartre, la conciencia es intencional, es decir, siempre está dirigida hacia algo, hacia objetos, personas o ideas. La idea, entonces, no es algo que existe independientemente de nosotros, sino una creación de la conciencia que refleja nuestra forma de estar en el mundo.
Dado que Sartre sostiene que el ser humano es radicalmente libre, las ideas no son impuestas ni determinadas por fuerzas externas o esenciales. No hay una "naturaleza humana" predefinida que dicte las ideas que adoptamos. Para Sartre, somos libres de elegir nuestras ideas, lo que significa que estas ideas no tienen existencia fija hasta que las asumimos o las creamos.
La libertad absoluta que Sartre postula implica que somos responsables no solo de nuestras acciones, sino también de nuestras ideas, ya que son parte del proyecto que elegimos para dar forma a nuestra vida.
La idea, entonces, no tiene un valor intrínseco o una verdad objetiva en sí misma. Lo que importa es cómo la asumimos y la incorporamos a nuestro proyecto existencial.
el ser humano está definido por la capacidad de proyectarse hacia el futuro, de elegir y de crear significado en un universo que, en sí mismo, es absurdo y carente de sentido. Las ideas surgen en este vacío existencial, como una forma en que el ser humano da forma a su realidad y se relaciona con el mundo. Sartre sostiene que el ser humano es una nada (un vacío) que constantemente se está llenando de sentido a través de sus acciones y elecciones, incluyendo las ideas que adopta.
Las ideas son, entonces, parte de este proceso de creación continua en el que el ser humano se define a sí mismo. No hay ideas que existan de manera estática o objetiva; son siempre el resultado de nuestra libertad, un producto de nuestra existencia.
Para responder a la pregunta, desde la integración de estas tres perspectivas:
La muerte es lo que, en última instancia, detendrá nuestro cuerpo y existencia biológica, como plantea Freud, pero no es algo que podamos concebir plenamente hasta que ocurre.
La edad nos aproxima a la muerte y nos confronta con nuestra finitud, como dice Heidegger, pero más que detenernos, puede impulsarnos a vivir de manera más auténtica, si aceptamos nuestra finitud.
La idea, según Sartre, no es algo que nos detiene, sino que somos nosotros, como seres libres, quienes decidimos si dejamos que una idea nos defina o nos libere. Lo que realmente nos detendría, según Sartre, sería no ejercer nuestra libertad y responsabilidad de crear y elegir nuestra propia vida.
Entonces, ¿quién va a detenerte? En el sentido más profundo, podríamos decir que ni la muerte, ni la edad, ni la idea te detendrán a menos que elijas no enfrentar tu finitud o tu libertad de manera auténtica.

Polarnight
Buenos Aires simboliza ese mundo que construimos al compartir nuestra vida con alguien o al enamorarnos.
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