quererte es una singularidad que debo dejar ir.

querido,

he estado pensando: en ti, principalmente. y a pasos lentos me he dado cuenta que mis sentimientos son contraproducentes; jamás creí que querer conllevaría una sensación agria cuando menos lo esperas–¿o debería haber estado consciente de esa posibilidad? no lo sé–, y me es tan difícil entenderlo, tan enrevesado como lo es soltarlo.

de mí, en más de una ocasión, ha salido la necesidad de hacerlo. ¡te lo puedo jurar! existe por allí, cierta persona que cuando solo ha de escuchar tu nombre, sabe que emplearé la misma conjugación de palabras y frases para dar mi monólogo diario. ¿lo más gracioso? es así todos los días.

cada mañana tengo una razón para olvidar lo dicho la noche anterior. y cada noche tengo una razón para entender porque a la mañana siguiente debo dejar de quererte.

y lo seguiré haciendo, claro. pero como te he contado antes: no de la misma manera en la que, tú sabes, como te quiero.

querer.

¿no es una palabra tan linda para causar tantos estragos?

en realidad, supongo que quisiera que tú me quisieras. y, sin embargo, estoy igual de consciente de lo poco ético que es obligar–o pedir, exigir, como desees llamarlo–ser querido de tal forma.

dime, ¿debería hacerlo? es decir: dejarlo ir. me gustaría tener la certidumbre de saberlo. lo variable de mis ideas, de lo que siento un segundo y al otro, toca la fragilidad de mi lucidez: me vuelve insensata, más de lo que normalmente soy capaz de mostrar. así que ¿en qué debería confiar? ¿en mis decisiones poco predemitadas que son celebradas a la ligera o ser paciente junto a los sentimientos que me ahogan?

perdóname por refunfuñar tan a menudo. pero si no lo hago, ¿qué más me queda que el silencio? que la duda de lo correcto, de lo ideal, de qué tanto debo querer y qué tanto debo delimitar.

no quiero que esta vez suene a una querella acerca de mis sentimientos. tengo la mala costumbre de escucharme de esa manera; simplemente no soy más que un montoncito cuando se trata de ti.

hasta luego.

con todo el cariño,

elise.