¿Qué te pasa?Decías mientras me reía a carcajadas.Lo que no sabías era que esa misma almohada en la que apoyabas tu cabeza, por más de trescientas noches fue tu cuerpo imaginario, donde la abrazaba cerrando los ojos, de forma que el aroma de tu pelo volaba por mi mente, dejándome dormido sin descansar ante la eterna duda de si algún día estarías acá.Y hoy estabas.Entonces, ¿cómo no me iba a reír?

Simplemente un loco de cabeza rebelde.
Amante de los poetas mundanos.