¿Qué hago con esta soledad
que me amotina
y borra hasta el recuerdo
de mis sentimientos más sinceros?
Odio con dolor,
pero pido amor.
La paradoja se resuelve
cuando entiendo:
mis lamentos
transmiten un dolor
incontrolable.
Te lavé de mi boca,
pero mis pesares
te regeneran
como una maldición.
Dulce maldición.
Pensé que eras alguien,
hasta que vi
el parentesco que muestras
con otras personas
—otra versión de ti—.
Tu silueta
se dibuja en mi memoria
y yo moría de amor por ti.
Ahora destrozo
lo que nos une,
pero eres inmune
a este lamento compartido.
Te odio.
Me odio.
Nos odio.
Porque este dolor
antes se llamó amor,
y el amor…
nunca estuvo en nosotros.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.

Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión