¿Qué nos pasó?

Una vez leí que la convivencia corrompe a la delicadeza, una manera de decir que era poco compatible con la magia y la fragilidad del amor romántico. Del otro lado de esta lógica se podría decir que el deseo de convivir con el amor destruye nuestra relación con la propia soledad. 

¿Puede uno volver a sentirse realmente feliz y completo solo en un apartamento cuando ya lo idealizó para dos? ¿Cómo puedo yo no sentir su ausencia cuando ya pensé en qué lugar le gustaría poner sus libros y plantas? Si hasta dejé un espacio en ese lado del living donde da el sol directo para que pusiera sus putas macetas. Si, p-u-t-a-s-m-a-c-e-t-a-s. ¡Cómo las odio! Detesto que hayan rechazado el lugar que les hice, y que no ocupen ese espacio que ya a las mías siquiera les interesa porque saben que se los quité. 

¡Qué mal humor! Mis plantas son tan resentidas… ¿No se pueden olvidar que les quité un poco de espacio para que vinieras tú? 

Ya no quiero que vengas pero… ¿Podrías al menos explicarle a mis plantas qué fue lo que pasó? Porque yo no sé.