¿Alguna vez pensaste qué hay después de la muerte?
Es una pregunta que nos ha intrigado a todos en algún momento. De hecho, la muerte es ese misterio omnipresente que acompaña nuestra existencia desde el momento en que llegamos al mundo. Mientras nosotros vivimos un día más en la tierra, otros están dejando este plano, ya sea de forma natural o trágica, pero...
¿Se puede morir en vida?
Claro, hay quienes mueren de soledad, de tristeza, de felicidad o incluso por algo tan lindo como el amor, y sí, a todos en algún momento nos pasó de sentirnos acabados por cosas que nos sucedieron. Quizás morir de esta manera nos enseña a reconocer lo frágiles que somos como personas, o también, a valorar las conexiones, lazos de amor y de amistad efímeras de cada experiencia. Entonces...
¡¡¿QUÉ PASA CUANDO MORIMOS?!!
La muerte es un destino ineludible. Desde el punto de vista biológico, se define como el detenimiento de las funciones vitales, incluyendo la actividad cerebral, respiratoria y cardiaca. Existen diversas teorías y creencias sobre qué sucede una vez que toca partir, que varían según la cultura o la religión. Algunas de las más comunes sugieren que el alma renace en un cuerpo humano, o incluso en un ser vivo. ¿Qué loco, no? Me encantaría ser una tortuga marina y vagar por el océano, pero por mis pecados, seguro que al romper el cascarón y dar mis primeros pasos, soy raptado por una gaviota a centímetros del agua. Después de eso vuelvo a despertar, pero en una mosca que posa inútilmente en un pedazo de caca sobre una vereda rota de la ciudad.
En algunas religiones, como el judaísmo, cristianismo o islam, se cree que vamos a parar en algún lugar como el paraíso o el infierno, donde nuestras almas pasan la eternidad. Pero, ¿mi paraíso es igual al tuyo? ¿Cómo se ve el infierno? Yo estoy seguro de que se debe ver mejor que el contexto actual que estamos transitando.
Bueno, la realidad es que no tenemos certeza de lo que sucede, y peor aún, lo más probable es que jamás nos enteremos. Supongo que ahí está el chiste, en enfrentar la incertidumbre. Por eso es importante no dramatizar cuando abordamos estos dilemas. Hace un tiempo leí una frase, decía que los humanos poseemos dos vidas, y que la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una. Sí, demasiado cliché para mi gusto, pero tiene razón. Personalmente, comencé a valorar mucho más en estos últimos años y a tratar de no hacerme mala sangre por cuestiones sin solución, aunque, si pasamos un día más con esta humedad horripilante, yo me bajo. Los espero en algún lugar donde el viento sople música y el frío me traiga calor. Abrazo.
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