Las palabras causan ardor bajo la lengua.
Cuando no se enuncian,
Son pesadas, como las piedras pequeñas acumaladas
hundiéndose en un lago negro.
No las pronuncio. Las escribo.
Esta vida...
Es una vida larga.
Demasiado larga, a veces.
La memoria es delicada, como un cristal viejo:
se agrieta, se cae, se dispersa.
No recuerdo mi niñez.
La adolescencia es un pasillo vacío.
La juventud se ha vuelto humo.
comienza a desvanecerse, a perderse en ese hueco
que no se donde está.
como tinta diluyéndose bajo la lluvia.
Por eso escribo.
Por eso atrapo imágenes, sonidos, fragmentos.
Guardo lo que me hizo feliz, lo que rozó mi corazón.
Son pequeños frascos de vidrio en una repisa polvorienta,
y cada uno encierra un instante que podría desaparecer.
La nostalgia es mi animal doméstico.
Se recuesta junto a mí,
como el sol de la tarde que entra por la ventana
y me acaricia el rostro.
Escribo porque contar es sostener el instante
antes de que caiga al abismo.
Porque mientras escribo, el tiempo se suspende.
Y en ese espacio suspendido,
la belleza —a veces trémula, a veces feroz—
se queda un poco más.
Escribo porque escribir enuncia lo que no se dice.
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Blanca Cruz Gálvez
Hola 🌍 No considero mi escritura un poema, pero me gusta relatar mis sentimientos 🍄
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