¿Qué calle es esta?
Aug 22, 2024
...
Ahora de perfil.
Había escuchado aquella frase con anterioridad, pero siempre en películas, nunca dirigida a mí.
El flash me había cegado y eso no hacía sino aumentar mi sensación de desamparo. O algo así.
Me habían detenido por... ¿por qué? En ese momento no tenía ni idea. Yo solo estaba caminando un desvelo.
La noche era suave y la luna estaba preciosa. La soledad de las calles era buena compañía. Últimamente me costaba conciliar el sueño, me costaba dormir más de algún momento suelto. Desde que ella...
La vida tiene rincones extraños.
Y estaba viviendo uno de ellos.
-Tiene usted derecho a permanecer en silencio. Todo lo que diga podrá ser usado en su contra ante un tribunal.
Yo creía que eso era solo cosa del cine, que ningún policía se andaba con esas zarandajas.
Permanecer en silencio.
Tenía preguntas, pero, por lo que sabía, los que te detienen no están para darte información. Te esposan y te llevan... ¿A donde?
Una comisaria, supuse, aunque nada estaba claro para mi atribulada mente.
¿Qué había hecho yo para verme en aquella circunstancia?
En la celda no había nadie más. Me alegré de eso. Sentí alivio. Y me sorprendí por ello. Es curioso tener una sensación agradable cuando lo que te está pasando es que te meten entre rejas.
Me senté en el catre, me levanté y me agarré a los barrotes, caminé de pared a pared, me volví a sentar... intentaba pensar, pero ¿en qué?
-¿Tengo derecho a una llamada?
El agente al que pregunté no me hizo caso. Pasó con otro detenido; de largo.
Luego me di cuenta. ¿Y a quién llamaría?
Debía haber un error, logré argumentarme. Yo no había matado ni robado; ni siquiera me había meado en la calle.
Me tumbé. Me incorporé.
-¿Alguien podría traerme agua?
Ni caso.
Fue una larga noche.
Quizás llegué a dormir algún instante, pero si sucedió fue con un sueño intranquilo y distante.
-Salga. Queda usted en libertad.
-¿Pero? ¿Qué ha pasado?
-¿Prefiere quedarse?
Salí sin más preguntas, claro, y nadie me dijo nada.
Fuera de la comisaría no supe hacia dónde dirigirme.
-Oiga, ¿qué calle es esta? ¿En qué barrio estoy?
-Ya es usted un poco mayor para andar de juerga hasta el amanecer.
Sí, aquella mujer tenía razón, y por eso hacía ya años que no salía por la noche, salvo a dar una vuelta cuando no podía dormir.
Entré de nuevo a la comisaría.
Creo que me había armado de algún valor por el reproche injusto de la desconocida impertinente.
-Oiga, anoche me detuvieron, me han tenido toda la noche en una celda y luego me han dicho que me vaya sin darme ninguna explicación. Creo que tengo derecho...
-Ah, sí. Y se ha ido sin recoger sus objetos personales.
Me dio una bolsa con mi reloj, las llaves de casa y unos clinex y me hizo firmar un papel.
-Pero ¿me puede decir qué es lo que ha pasado?
-No se preocupe, es solo que se parece usted a un concejal de urbanismo.
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