Una puerta roja, sangrienta, la veo, no puedo dejar de hacerlo, es hipnótica, el cuervo que se poza en su aldaba me mira soberbio, se sabe inteligente, no me quiere comer los ojos, quiere simplemente humillarme, no me habla, solo me juzga, no se asusta ¿Sabrá que le temo?
Esa puerta roja, ahora rota, ese estúpido cuervo ¿quién se cree? Manchaba mi puerta, su plumaje negro oscurecía el alma del pasaje, lo pateo, hasta en el piso me molesta.
Que lejos me quedó la puerta, hasta hace segundos era mi piso, caí, eso lo sé. ¿Cómo?
¿Dónde está el hombre de saco negro? Me miraba prepotente, seguramente atravesó la puerta, tan roja, ha de ser la muerte.
Lo extraño, lo deje atrás ¿o el siguió avanzando? ¿cuándo rompí esa puerta? hasta hace segundos me dolía en el piso.
Recomendados
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión