Te acordás de mí
en un mediodía cualquiera.
¿Soñaste conmigo al fin?
O aparecí
en tus historias recientes,
o viste que en Tinder
no queda nada decente,
o leíste un poema por ahí,
o en la radio pasaron Taylor Swift.
Me preguntás cómo estoy
y yo "ni idea".
Creo que últimamente
la rutina me cuesta.
Creo que no debería hablarte,
pero acá estamos de vuelta.
La charla es breve:
misceláneas, el clima,
tu cerámica, mi vida;
pero el resabio es largo:
cualquiera que se animara a besarme
sentiría desilusión en mis labios.
No te preocupes, igual, mala mía.
Sé que debí manejar mis expectativas.
Y vos simplemente querés ser mi amiga
(tan tierna, tan linda)
pero yo no puedo sacarme de encima
la idea de que ahí
podría haber algo más.
Culpemos a las redes, reina.
Yo culpo a la fórmula adictiva,
al estímulo continuo,
a la exposición de los cuerpos cual mercancía.
Todo para no culparme a mí misma
por caer en esta lógica podrida
y buscar más, más,
insaciable, codiciosa,
crédula de que una chispa
puede surgir de dos pieles que se rozan,
crédula de que el romance
puede nacer de casi cualquier cosa
(hasta, incluso, de estas apps asquerosas).
Y soy consciente
de que acá no está lo que necesito.
Por eso me estoy tomando un break.
Pero si me ves volver
(swipe right, swipe left)
es que sigo buscando la aguja en el pajar,
la esperanza en la soledad,
la paciencia entre las desesperadas,
la calma en este temporal.
Pero si me ves volver
porfa dame match.
Mandame este poema
o robame el celular.
A ver si así me acuerdo
de que lo que busco
nunca estuvo acá.
Sofia Grigorjev
"Ilusa, boba, romántica. Libriana incomprendida, eterna enamorada. Alma inocente con mente afilada." Escribo desde los 12. Llegando al 1/4 de siglo, escribir es igual a respirar.
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