- Promesas que esperan -

No siempre las historias más intensas son las que duran más.
A veces son las que se encienden en el momento exacto y se apagan antes de que podamos entender qué pasó.

Recuerdo la primera vez que te vi, en aquel ciclo nuevo de la preparatoria.
Dos desconocidos.
Dos mundos distintos.
Yo, con el peso de una vida que me obligó a aprender a pelear por cada cosa.
Tú, con la calma de quien siempre tuvo un lugar seguro donde caer.
Nos miramos sin saber que algo se estaba escribiendo en silencio.

Entonces supe que había una línea que no debía cruzar.
No eras libre y yo tenía mis reglas. Así que giré, escondí la chispa y dejé que el tiempo la apagara… o eso creí.

Años después, tu nombre volvió a aparecer en mi vida como si el universo hubiera decidido devolverme algo que me debía.
“Hola, ¿te acuerdas de mí?”
Claro que me acordaba.

Las conversaciones diarias se convirtieron en un refugio.
Me contaste de tus heridas.
Yo te confesé lo mucho que había detestado aquella historia que te hirió.
Y fue extraño… descubrir que tú también habías sentido lo mismo que yo aquella vez, que no fue una ilusión mía, que esa conexión había sido real.

Pero la vida, otra vez, nos tenía en lugares opuestos.
Estudios, responsabilidades, batallas internas. Nos soltamos, y el silencio volvió a ocupar el espacio que antes llenaban nuestras palabras.

Hasta que regresaste.
No en un mensaje, sino frente a mí.
Nos prometimos un esfuerzo, algo concreto.

Salimos, reímos, nos abrazamos como si el tiempo no hubiera pasado.
Por un instante, pensé que era el inicio que nos debíamos.

Pero…
No siempre basta el cariño, y ambos lo sabíamos.
No pudiste sostener tus metas y a mí al mismo tiempo. Y yo… yo no supe cómo retenerte sin detenerme.
Te fuiste prometiendo volver.

Y ahí me quedé, sin saber si esa promesa sería un futuro… o solo el recuerdo.

- D. Duality -

Carta I a ti