mobile isologo
buscar...

Primeros auxilios para hipocondríacos enamorados

Jun 3, 2025

52
Primeros auxilios para hipocondríacos enamorados
Empieza a escribir gratis en quaderno

¿Qué me pasa? ¿Qué estoy sintiendo? ¿Acaso me estoy muriendo? Dios mío, se me estruja el pecho.

Siento los oídos tapados, como cuando metés la cabeza en la pileta. Esa calma tan repentina que solo te deja escuchar tus pensamientos, aislándote de todo a tu alrededor.
Parece mentira que hace minutos nada más estaba con mi amigo Mateo escuchando las canciones más virales del momento en este gigantesco boliche de Costa Salguero.

Escucho cómo me late el corazón mientras veo el castaño pelo de la chica que tengo delante. Ella gira un poco la cabeza, el flequillo le cae sobre la frente, y sonríe. No hacia mí, pero igual me quedo mirándola como si el resto del boliche desapareciera.

Yo sabía que esto me iba a pasar por no dormir con otra frazada anoche, o por mezclar el ibuprofeno con la cerveza. ¿Este es mi fin? ¿Así me voy a ir? Todo lo que estudié para el parcial de Anatomía de mañana fue en vano.

Chau, mamá. Chau, papá. Sabía que tenía que ir a chequearme ese dolor en el muslo que sentí la semana pasada esperando que pase el 180...

—Ey, amigo, ¿qué te pasa? ¿Te pegó la birra? —me dijo Mateo, sacándome de mi aislamiento.

—Amigo, algo me pasa. Creo que estoy muriendo —le respondí, con los ojos abiertos como un búho.

—Jajaja, qué chabón. Sabés que te vi, desde que entramos que te estás muriendo —me dice con esa mezcla de misterio y burla que lo caracteriza.

Otra vez bajo el agua. Respiro profundo y agitado. Siento el perfume de la chica de adelante, algo frutal pero amaderado. Una mezcla que no me deja pensar.
Mis ojos intercalan entre enfocar y desenfocar. Veo luces y una sonrisa, así sucesivamente. El mundo gira, o quizás soy yo. La panza se me revuelve.

—Che, calmate, boludo. ¿Qué te pasa? —dice Mateo, medio confundido, medio cagado de risa.

—Me muero. Te quiero amigo. Gracias por todo. Te dejo la Play y todos mis juegos —le digo, agitado, con el pecho a punto de explotar.

—Escuchame, jajaja. Mirame bien y respondeme. ¿Sentís que se te da vuelta la panza?

—Sí.

—Bien. ¿Sentís que no podés moverte, tipo estás clavado al piso?

—Sí, exactamente.

—Tengo tu diagnóstico.

—¿Qué decís? ¡Ayudame! ¡Llamá a un médico, me estoy muriendo!

—Jajaja, calmate. No soy médico, pero en mis 18 años de vida puedo saber lo que te pasa. Me pasó a mí también.

—Necesito aire. Corréte, voy al patio.

—¡Quedate acá! ¿Posta no lo ves? Se te revienta el corazón, hay olor a todo y vos solamente olés perfume. Hay luces de todos los colores y vos solamente ves un flequillo y una sonrisa. Y encima, ella te miró, ¿la viste?

—No te entiendo. Tengo que irme ya. Quizás tengo tiempo de saludar a mis viejos...

—No te vas a morir, amigo. Jajajajaja.

—Bueno... ¿qué tengo, amigo? A ver, decime.

—Te enamoraste, boludo. Te enamoraste de ella. Quizás sí te estás muriendo… te estás muriendo de amor...

Leandro Santagada

Comentarios

No hay comentarios todavía, sé el primero!

Debes iniciar sesión para comentar

Iniciar sesión