11 de marzo de 2023, buenos aires
una sala llena, un escenario,
luces apagadas.
sentado en un sillón
mientras tu compañero recita su monólogo.
primera fila.
me identificaste. tu sonrisa disimulada,
tus ojos achinados brillaban.
volvías a mirar para verificar si era real.
corrías caminando,
mirando la puerta de cristal.
del otro lado,
tu nena te espera.
inquieto, transpirado, nervioso,
te detienen unas mujeres
para pedirte una foto.
miras de costado, como diciendo que
te espere.
tu pelo húmedo, esa forma redonda
de tu cuello,
tu boca, casi un dibujo: fina,
rosadita entre tu barba candado, prolija.
tus ojos café, de forma almendrada.
«¿qué hacés acá?» dijiste,
mientras en tu mirada parecías
algo confundido,
asombrado para bien, casi encantado,
pero nervioso, al punto de parecer que
te preguntabas internamente:
¿qué le digo?
«¿qué te pareció la obra?»
tu boca suplicaba que en mis palabras
hubiera un secreto,
algún consuelo, algo indiscreto.
las palabras sobraban:
necesitabas sentir mi piel,
mi temperatura,
crear el recuerdo,
el primer recuerdo
después de tantos días,
poemas y distancia.
tu mano tomando la mía,
apoyando la otra sobre la misma.
mientras tu mirada tierna me perdía.
un verano eterno.
secretos ya confiados
sin pronunciar ni un fonema.
éramos felices.
te amaré como se ama lo misterioso,
lo ilógico.
te amaré con el llanto de la esperanza,
pues, con la certeza de saberte vivo,
aunque no mío,
me basta.
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