Algún día quisiera que alguien pudiera leer el patrón de mis sismos, que sea testigo ante los demás. Los presentimientos llegan a mí, justo cuando estoy huyendo. No deseo, no manifiesto, no contengo espacio para lo que no puedo controlar. Solo tocan la puerta de mis oídos. Solo soy un instrumento. He mantenido conversaciones por horas, sin decir una palabra, en una dimensión que quizás tu cuerpo terrestre no entienda. He entregado mi corazón al viento, le he susurrado a la luna, me he encomendado al mar, me he perdido en el cielo. Sin afán de presumir este don o esta cárcel que hacen de mí las palabras. Solo soy esto. Algo o alguien que se ha rendido ante la surrealidad del presente y no podría si quisiera performar su contenido. Te digo, hablo en serio. No importa el conocimiento. No importa nada que haya leído. Aquí no entran los simbolismos. No busques más figuras literarias. Hoy algo me dijo que debo dejar de esperar.
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