Prefacio y primera parte - Poemario "El juego de las máscaras (o El arder de las nimiedades)"
Abr 14, 2024
Prefacio
Este poemario se abre con una predicción fatal:
no ganará nada usted con esta lectura.
Si aun así decide continuar
le agradezco su esfuerzo.
No será en vano.
Acompáñeme.
Acto Primero: La desesperanza
Soy el que esperaba.
El de la languidez existencial.
El de la espera interminable.
Tal vez ha oído de mí.
Póngase cómodo.
Le refrescaré la memoria.
I
Mi historia es muy mía.
Me cuesta pensarla,
me duele decirla.
Hasta el cansancio:
me rehuso a mostrar mis penas más profundas.
¿Puede una persona extrovertida
custodiar con resguardo
lo que tiene para sí?
¿Puede, tal vez, decir
“
aquí espero
”?
¿Continue ud. sin mí?
Mi centro se diluye.
Se desarma.
Se despoja.
Lo que confluía ha perecido.
De ahí pendía mi alma.
Se sostenía:
Frágil, lívida.
Esta boca tan mía:
Tan poco para demostrar,
demasiado por decir.
No he perdido la costumbre.
La gravedad me ha soltado:
Caigo a lo más profundo del vacío.
Sabrá usted el miedo que eso produce.
Soy un ente insensible.
Un cuerpo que ha perdido
lo que lo hacía tal.
No a propósito.
Casi sin intentarlo.
Sabrá usted querido lector,
esto atosiga mi alma.
No ha sido adrede.
Entenderá Ud.:
fue progresivo.
Mis vestigios supieron anunciarlo.
No siento culpa por ello.
Mis versos son ahora toda pena.
¿Cómo decir lo que siento,
en el orden que aparece,
de la manera en que lo siento?
¿Cómo vivir y mantener la calma
propia de los enmascarados,
los farsantes de la cotidianeidad?
Todavía no lo descubro.
Asesóreme, Ud.
Guíe mis pasos.
(Pausa)
No me haga caso.
Suelo pedir mucho.
No tome el compromiso.
No lo merece.
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