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Possessionem

Cossti

Sep 4, 2025

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Possessionem
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Nunca le hicieron falta los espejos para saber como se veía, su rigurosidad era tal que se sabía esos movimientos ancestrales de memoria, con respecto a mirarse para admirar su propia belleza, digamos que tampoco le hacía falta ni el reverso de una cuchara.. tan seguro estaba siempre de todo. Yichen se acomodó la bata y por último se esparció unas gotas de perfume de sándalo. Durante un momento creyó escuchar la voz de unos niños.. -¿Papá?- , luego recordó que sus hijos ya eran grandes y que toda esa carga había quedado atrás, ahora finalmente eran los profesionales que siempre debieron ser.

El silencio es paz, se dijo.. lástima que había despedido anoche a su última concubina porque le habían llevado una que no era de su agrado, tampoco estaba entrenada en las artes orales y amatorias. Sin tan solo tuviese una para agarrarla del pelo y ordenarle que le chupe bien la pija.

Se había levantado de un humor peculiar, era diferente a como solía ser.. a veces comenzaba a pensar que se estaba poniendo viejo, peeero... mientras haya mujeres, dinero y poder, y por supuesto cuotas diarias de humillación todo podría ser tolerado.

Por su mente rondaba una mosca, muy molesta por cierto, ah! hasta que se dio cuenta que era una mujer que había visto por video, eso era lo que estaba molestando sus pensamientos. Le había resultado perturbadora de una forma muy erótica, tenía ojos enormes como cuencas y unas ojeras que hablaban de la vida que había llevado a sus apenas 30 años, tenía la molesta costumbre de reirse mucho, y sin ningún tipo de verguenza, fumaba, bebía, no miraba el celular ni el reloj, como si nada más existiera en el mundo más allá de su companero y su champan. Vestía atrevidamente, todo suelto con tiras de seda color vorravino, que apenas si le tapaban los pezones, pero no se inmutó.

Le hubiera gustado hablarle, preguntarle de qué se reía, o si quizás le dedicaría las mismas carcajadas a el.. la visión de sus pezones comenzaba a excitarlo, su pelo a medio atar pegado a la espalda por la humedad.. -humedad-, se imaginó tocarla y ver si estaba humeda.. y fue ahí cuando se detuvo, porque supo que aunque aquella mujer tenía algo diferente, debía irse a trabajar, para variar!

Una vez más, eligió la soledad, una vez más, eligió la autonomía, una vez más se convenció que podría tenerla si quisiera, ¿pero al fin y al cabo para qué? si se tenía que ir a trabajar, no tenía tiempo para entablar una conversación con una mujer así. Sin embargo muy en el fondo lo lamentó, hacía mucho que no dominaba una de esas.. , además el disfrutaba de una mujer que era capáz de debatir o de reirse de una manera tan despreocupada.

El tiempo pasó, y el cuento; terminó.

Continuará..

Cossti

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