¿Por qué estás tan sola esta noche?

toda mi vida he estado atravesando un duelo intermitente, lluvias en rostros que no se terminan. peleas interminables que se silencian como melodías aleatorias, llenan silencios repletos con palabras de odio. toda mi vida ha sido vivida como si algo faltara, y de hecho, hay en falta más de una pieza, pero es aquella persecución lo que lo hace embriagador, casi dulce, como sumergirse en el cuello de tu amado para saciar una sed imperiosa. hace tiempo que llego tarde a todos lados, pero nadie se enoja, porque nadie me espera, nadie me espera, ninguno me anhela, nunca me piensan, nadie me escribe, ninguno se desespera por ser mi musa, nadie, ninguno, nunca. Y en madrugadas de sábados calurosos, ya ha pasado más de la mitad de una primavera con pocas margaritas, en esas mismas noches, todo se reduce a un interrogante,

(O varios)

cuánto más, cuánto cuánto. cuándo yo

cuándo he de ser, cuándo seré, cuándo alguien.

Si salir a bailar es algo que te molesta que yo haga, podría llevarte, y demostrarte que no lo disfruto, más bien lo hago para saciar mi anhelo de ternura en una noche sin tacto. moriría en un cuadro lleno de colores cálidos, te observo con ternura mientras duermes, con cuando más necesito no volverme loca, revivo noches sin Luna.

Y termino preguntándome, en batallas sin fin, si mis palabras provocan montañas en el pecho,

¿Por qué nadie sostiene mi mano esta noche?

Y si también se describir mil maneras de una geografía ajena, ¿por qué nadie me saca a bailar?

si puedo desvelar a mil almas con otras mil historias sobre versos dispersos,

¿Por qué cuesta tanto encontrar una musa?

el peor de los cuestionamientos, si mi piel es tan tersa y mis manos tan suaves, si mis ojos complacen,

¿Por qué nadie los ve?