“Por favor… Que alguien lo detenga”.
Es una frase que comúnmente pasa por mi mente; algo recurrente, si se quiere, cuando se mira a un reloj o cualquier otra prueba física, rígida, del paso del tiempo… Es aterrador.
No creo que pueda usar ninguna analogía complicada para explicarlo, es bastante simple, puesto que casi cualquiera podría llegar a sentirse identificado con el sentimiento. Esa contricción tan adentro que apretuja tu corazón hasta dejarlo maltrecho, haciéndote sentir ansioso, ligero en tus pies, aunque imposiblemente pesado por dentro, con ganas de correr hacia algún lado, poner distancia, huir… Pero sin éxito, puesto que nada ni nadie escapa al santo/demoníaco paso del tiempo. Regularmente, me consiento a mí mismo al malgastar este mismo (palabra que no quiero ni nombrar) en pensar acerca de qué es lo que haría si tuviese más control sobre el mismo, incluso más del mismo.
Resulta paradójico pensarlo, a uno le parecería la antítesis de lo que significa ser un ser consciente y razonable, lógico, pero es una situación en la que no puedo evitar encontrarme. Se trata de casi un instinto el divagar, para mí, acerca de ello; es una noción que llevo como una carga que pesa, cuyo peso hay que sufrir, sobre los hombros… Y aunque reconozco que tengo mucho por delante, no puedo evitar sentirme abrumado ante la perspectiva del mismo. Es descorazonador el reconocerlo como, prácticamente por diseño, la tragedia central de la vida. Definido en pocas palabras como:
"Día a día, parece que nada ha cambiado. Pero cuando miras atrás todo es diferente".
Todo esto, sin ignorar que una perspectiva mucho más optimista de esta misma reflexión, que dicho sea de paso, podría ser considerada la razón de existir de este mismo escrito, sería algo como:
"La única vez en la que deberias de mirar hacia atras es para ver que tan lejos has llegado".
Me sigue pareciendo inadecuado, definiciones no-precisas. Como dije, resulta descorazonador el reconocer la verdad inherente que cargan estas simples palabras. Hablando desde mi experiencia, el hecho de existir un segundo hacia el futuro es una situación en la que no quiero encontrarme en ningún momento específico; se trata de una estúpida pantomima que nunca termina por llegar a nada. Se trata acerca de desvivirme por vivir, no, por sentir que estoy vivo. De aprender acerca de un pasado que ya no existe, mientras pierdo mi presente con el fin de moldear el siempre-fantástico y perpetuamente irreal futuro. De creerme mejor de lo que estoy, pero peor de lo que soy.
Las cosas pueden ser mejor, las cosas que deben de ser mejor y que dependen de mí, me abruman. Los momentos de calma no abundan y aunque trato de mantenerme ocupado… El reloj no deja de hacer tic, tac.

josee
Blog triple P: Personal, público y pretencioso. // "Me mantengo en mis trece aunque a veces me cruzo con unos cuantos espejos en caída que me reflejan y... ¡Ay, la vida!"
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.

Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión