Me gusta pensar
que no hay manera
ni forma
en la que estemos mejor separados.
Que, a pesar de todo:
las dudas,
las heridas,
el tiempo,
seguimos siendo hogar.
Refugio.
La vuelta a casa
cuando todo afuera se derrumba.
Pero no puedo negar
que tengo miedo.
Miedo de terminar
como empezamos:
como dos extraños
que aún no sabían
que serían el faro del otro.
Me asusta pensar
que podamos perdernos
sin quererlo,
sin darnos cuenta.
Que un día no sepamos
cómo encontrarnos.
Que nos dejemos ir
por completo.
Por eso te pido,
aunque sea en silencio:
no me olvides.
Por favor,
no me olvides.
Yo voy a estar esperándote.
No como quien se queda quieto,
sino como quien guarda
un espacio sagrado,
intacto,
por si algún día volves a buscar(me)lo.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión