Poeta en vela

Y en las noches en vela,

Es cuándo mi alma te anhela.

Y ya no soy yo quién piensa

Sino aquella poeta que de amor, despierta.

Vuelve a mí, una brisa escalofriante, como si de mi cuerpo ella naciera,

maneja todo mi ser, se vuelve incesante.

Emociones suben y bajan por todo el cuerpo cómo si tratarán de comunicarse, cómo si algo se avecinara. Ya no relato con más vocación, ahora pienso. Miro y pienso con razón.

Se podría decir que algo dentro de mi se apagó, o algo dentro de mí cambió?

Se añoran los recuerdos otorgados, del viejo pasado, que con desdén vuelven a trabajarme la mente y dejarme desdichada; de personas queridas que dan su partida, de amores que el viento se los llevó y de sentimientos que no volverán ni aún soñando, y en eso, recuerdo una sombra, es mi amado. Ven querido mío, apacienta sobre los días tu fragancia y trae contigo, la sentatez. Háblame sin censura, mostrando capa, piel y algo de añadidura.

Trae de regreso, la armonía y hermosea mi hogar. Búscame cuándo no tengas dónde escapar. Aclama mi nombre y he de ahí, me volveré tu altar. El tirano del amor lo tenía escondido, pero sin sentido lo guardaba, ya que, me serviría para componer arte en el papel.

Me blindé para no caer en amoríos, pero con tu llegada, la armadura se cayó, por la magia tan poderosa que es el amor. Una vez más vuelvo a esperar. Una vez más vuelvo a soñar. Y una vez más, volví a querer, ay querido diario... ¡No te puedes imaginar cuánto lo extraño!

De mi amado, ya no sabré nada en las noches de descanso, eterno se siente la hora de la conciliación e infinito su ardor, pero, en la puesta de sol, sabré que él volverá como principe encantador.

Soy una fanática de su presencia, de su olor, de sus manos y también su sabor. Me veo obligada a rendirme ante el amor, porque es un pequeño traidor que encanta a los apartados y los conduce a cosas del corazón.