No te das cuenta
no te das cuenta de qué color es mi amor.
No te das cuenta que no te busqué
que no te encontré tampoco te encuentro
en ningún lado estás, solamente estás dentro
dentro de mi cuerpo,
creciendo como una flor en mi ombligo.
Qué imbecilidad la mía
creer que la caricia tuya iba a tenerme piedad,
si siempre me arde la piel, siempre me arden las células
La poesía que te escribo me corta las venas
me promete una prosa fácil que hable de vos,
La poesía es mi maldición
me separa de quererte con condiciones
me hace inútil ante tu cuerpo autoritario.
La poesía me hace venerarte
como el llanto de un bolero que me persigue cuando cambio la radio.
La poesía me hace añicos,
me destruye
me minimiza
ante la idea de la materia humana con tu nombre
alejada de la masa cristalina del sexo que me rodea el espíritu, como las perlas negras de un amor delicioso.
La poesía que me atrevo a poner en marcha
para vos y siempre para vos
se come mi hígado.
La poesía sólo tiene las palabras que imagino
alguna vez usaste.
En honor a la poesía
toda la letra tiene la contextura
de tus manos.
La poesía son tus manos.
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