Menos mal que soy poeta y borracha
Que a veces pierdo la memoria, mis riendas, que nunca he controlado tan bien, y el silencio entre otros etcéteras
Que a veces recojo de mi verborragia algunos de los grandes secretos que hacen a la belleza olvidada
Es la agotante paz, que calla sus motivos para ir a la guerra, quien logra quitarme el sueño
Y no el gran placer, que no logro percibir hasta después de haber sido reconocido por mi incansable melancolía
Cuantas veces he querido llorar mirando el mar, un pájaro, una gota, una hoja o ante cualquier suceso bello de este mundo, pero no hay caso
La tragedia es mi más sincera amiga y compañera
Temo que algún día se canse de mi y también hulla, entonces tampoco habría poema alguno
También temo decir (pero festejo) que la razón todavía no ha dominado
Se atreven a decir lo contrario solo quienes no la conocen, pero presumen haberla encontrado en algún libro que ya nos ha quedado un poco viejo
Creo que les habría aconsejado que, en algún momento, es mejor declararse poeta, loca y borracha
Así no tener que desfilar con tanta altura
Así mejor andar mendigando sin vergüenza la mirada dulce de un padre
Y esperar que lleguen el tiempo, la muerte o las arrugas
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