Poema II y III de la Segunda Parte - Poemario "El juego de las máscaras (o El arder de las nimiedades)"
Abr 14, 2024
II
El espacio que nos separa
no es más que un universo entero.
En qué otras vidas coincidimos.
De qué otros planos vienes.
Qué error en el tiempo y la cronología
hizo que te cruzaras conmigo.
Para enseñarme qué otras lecciones
y, para colmo,
repelernos.
Rechazarnos.
Reubicarnos:
en otros tiempos,
con otros espacios.
Y con otra gente,
que son otros,
pero no sos vos.
Entiendo que el cosmos ha sido agraciado.
Me brindó la respuesta a mis pies.
Alejarte era la única solución.
La única manera de que los ciclos sigan su curso.
De que las primaveras florezcan
y de que el dolor no se haga carne.
Qué gentes te verán y supondrán:
Aquí está el amor.
Esta es la felicidad.
Me gustaría poder estar a un lado
de ellos para advertirles.
Gritarles:
¡El enamoramiento es un velo!
¡no miren directo a sus ojos!
¡no confíen en su ávida palabra!
¡su corazón se destruirá una vez que le tomen cariño!
Qué insistencia inútil.
¿Si nadie me advirtió
por qué haría lo mismo con almas novatas de ti?
Eso es egoísta.
Lo sé.
Mi soledad quedó consigo y conmigo.
Nos abrazamos.
Nos protegimos.
Nos reconstruimos.
Ya no esperamos.
Poseemos la aburrida máscara de la costumbre.
Ella vela por nosotros.
Son estos solo unos versos de amor:
Anticipatorios.
Urgentes.
Delicados.
Si escucha su palabra,
u oye Ud. de él,
recuérdeme.
Huya.
No mire atrás.
Corra por su vida.
III
Consideración, mi palabra amable.
Mi empatía.
Amabilidad.
Respeto.
El mundo acabó conmigo.
Sin contemplación.
Lo que creía,
lo pisaron.
Me boicotearon hasta que,
poco a poco,
estallé.
Detoné.
Se aprovecharon.
¿pensaron que podrían sacar ventajas?
Analice usted mi situación.
A veces solo quiero esperar:
hacerme un círculo.
Ese que dibujaba el útero materno.
Contengo energías diversas.
Particulares.
Las vomito.
Camino por los senderos
como quién no puede desprenderse del aire
y arrima con él.
Tenía la gracia:
Esperaba con agonía inacabable.
Poseía la altitud y la amplitud de la solidaridad.
Esto es antiguo.
Añejo.
Ya no soy,
ahora.
Hay distenciones en el ambiente.
Mi vida cuelga de un hilo
y no ha importado.
Los despistes mundanos me distraen.
¿Qué puedo esperar
sino desvanecimientos ocurrentes?
Existirá quien no me entienda,
pero también quién lo hará.
Lo sé.
Me he dado cuenta.
Aun así,
el poder de la inacción es más grande.
Qué íntimo el dolor.
Qué privados mis decires.
Sr lector.
¿Se reconoce en mis expresiones?
¿Ha escuchado esto alguna vez?
Diferiremos.
Aplazaremos.
Evitaremos.
¡Qué digo!
Me estoy dispersando.
Distrayendo.
Sepa disculpar.
Nada vale la pena:
la ayuda inminente,
los cuidados continuos,
las consideraciones con los demás.
Cuando uno ya no está
es que toma relevancia el asunto.
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