Piérdeme, ya otros lo han hecho. Gélidos mis ojos de esperanza, cálidos mis ojos de tristeza. No fui yo quién te prometió amor eterno, el mío es.&nbsp;Piérdeme. Jamás me verás entrar, como campeón tuyo tras batallas tuyas, me rehúso, no me elijas. Te querré por siempre, en eso no erré. Fui cauto contigo, no conmigo.&nbsp;Piérdeme. Para eso te encontré. No lloraré. Estoico como piedra. Mi corazón vuelve a volverse, más feliz es como roca.

Poeta mapuche del desgarro y la memoria. Canta con furia y ternura, entre cuerpos heridos y ancestros que danzan. Su verso arde entre el amor perdido y la raíz viva. 

Alejandro Diaz

Este poema es un adiós sin súplica. Una voz que se retira sin bajar la cabeza, que acepta el abandono con dignidad hiriente. “Piérdeme” es mantra de quien amó sin medida y ahora se endurece como piedra para no volver a romperse. Estoico, pero sangrante.