Y esta misma piel,
la que sintió las caricias de una tarde soleada
que pica hasta los músculos
que quema hasta los huesos.
Esta misma piel,
que se deleito con las texturas de las naranjas
de las mandarinas,
la que se lastimó con el filo de una alambre
cuando traspasaba sus capas,
los nervios emitían señales,
el sudor la empapaba,
y los tendones tensados, se preparaban para la huida.
Y esa piel, que se dejaba descamar,
para dar paso a nuevos semblantes,
que emite nuevos colores como marcas,
algunas impresas otras ya escritas en su ADN.
Y esta misma piel, que a diario contemplo,
lastimo, hidrato y amo
y es esta misma piel
la que tiene muchos colores,
que tiene muchas manchas,
que resiste al mundo,
nos conecta a otros sentidos
Y nos envuelve para no dejar ver nuestras vísceras.
Esa es la piel. la que conozco
no es mía sino de todos,
no es cuero
no es corteza
no es superficie
pero también es, cuero duro curtido en la espalda del trabajador
corteza fuerte y erguida en los brazos de la mujeres
superficie sana y lustrosa en las manos del poeta.

Ancla
Solo me gusta escribir para no olvidar los sentimientos o para volver a sentirlos. Gracias por leerme.
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