Mucho me ahoga, me pesa, no sé qué hacer con tanto.
Poco me cala hondo, profundiza mi herida, ahueca el vacío.
Parece que nunca es lo justo.
¿Cuánto es suficiente?
Busco respuestas.
Siempre, desde chiquita, busco respuestas a preguntas que a veces ni alcanzo a formular.
Busco pero no sé qué pistas seguir porque no sé qué busco.
¿Cuándo se termina el juego si nadie escondió el tesoro?
Hay algo en la esperanza que ancla y paraliza.
Es la tarde que te quedás esperando que llegue ese mensaje.
El posteo en el muro de Facebook de alguien que se murió.
La prenda que guardás por años en el placard "por las dudas".
Pero también hay algo más ahí:
La brasa que sigue encendida la mañana después del asado,
el brotecito que nace cuando estabas por tirar la maceta,
la mirada cómplice que te salva desde la otra punta de la mesa.
Es salir a buscar siempre con la corazonada de quien sabe va a cantar "piedra libre" todas las veces.
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