No tendría que haberle contado mi plan a Del Boca, pero ella insistió tanto que al final le dije que sí. Del Boca es mi hermana más chica, tiene dos años menos que yo que tengo nueve. Se llama Juana, pero mi mamá le puso Del Boca porque dice que le hace acordar a una actriz de novela que se la pasaba llorando. Del Boca se enoja y hace berrinches todo el tiempo y como dice papá siempre quiere lo que tiene la otra. Mi mamá le vive diciendo que se saque el dedo de la boca, porque parece un bebé y Del Boca grita que no, que ella no es ninguna bebé. En la escuela se porta mal y muchas veces la llaman a mi mamá por eso. No tiene amigas como yo que tengo muchas. Yo me llevo bien con ella, en realidad antes cuando era más chica nos llevábamos mejor y jugábamos más juntas. Pero ahora no tanto, desde que Del Boca me robó mi muñeco preferido, un bebé que se llamaba Enzo, y le sacó los ojitos con una tijera y le hizo tajos en la ropa, entonces yo no quiero ni que me toque más mis cosas ni jugar con ella. Cuando mis papás la retaron y la pusieron en penitencia, Del Boca vino y me dijo que la perdonara, que le daba rabia que yo no le diera bolilla y que se sentía mal porque nadie le daba bolilla en la casa. Y como se puso a llorar como hace siempre, me dio cosa y la perdoné, pero en secreto, no les contamos nada a mis papás.
Martina nuestra hermana más grande es nerviosa, mi mamá dice que es especial y que hay que tenerle paciencia por sus “problemitas”, así dice. Es la preferida, más de mi mamá, porque mi papá no está en casa porque trabaja todo el día. A ella le dejan hacer lo que quiere, jamás la retan, y nos trata como si fuéramos sus sirvientas. Cuando cumplió quince, mis papás arreglaron un cuarto en el que guardaban cosas y le armaron una pieza para ella sola. Así dijeron, que ella tenía que estar sola y a Del Boca y a mí nos dejaron juntas. Del Boca hizo un escándalo tremendo decía que ella también era grande y que quería una pieza sola. Que no quería dormir más conmigo. Al final mi mamá le tuvo que prometer que le iba a comprar una cartuchera nueva para que se calme. Pero al otro día mi mamá se olvidó de comprarla así que lloró todaaaa la tarde.
Del Boca odia a Martina, y yo un poquito también. Pero yo sé que del Boca también me odia un poco a mí porque dice que después de Martina yo soy la otra favorita, así me dice, que soy la otra y dice que nadie la quiere.
Cuando Martina pasó a tercer año mi papá le compró un caniche color chocolate. Eso nos dio mucha bronca porque nosotras siempre les pedimos a mis papás que nos compraran un perro y nunca nos compraron porque perros en esta casa no. El día que trajeron al perrito fue un desastre. Martina no quería ni que nos acerquemos porque el perro es de ella SOLA decía poniendo esa cara que hace, con un movimiento con la boca para el costado, como cuando se cree que es la tiene razón. Mamá ese día gritó muy fuerte y dijo BASTA y nos decía con lágrimas en los ojos, ¿Por qué, por qué no pueden llevarse bien?
Al final papá dijo que Del Boca y yo podíamos tocarlo un ratito cada una y que después Martina se lo llevaba a su pieza.
Primero me tocó a mí y después a Del Boca, que lloraba porque decía que estaba harta de ser la última siempre. Cuando lo toqué me morí de amor, porque es chiquito y parece una esponjita, tiene el pelo suavecito y es muy simpático, le gustaba que yo lo acaricie, se movía y me lamía la mano. Pero, cuando le tocó a Del Boca, todo se pudrió. Se abalanzó encima del pobre perrito que se asustó y empezó a gritar. Martina se puso como loca y giraba dando vueltas agarrándose la cabeza. Papá le arrancó el perro a Del Boca, hasta se quedó con algunos pelitos del pobre, y la mandó a Del Boca a la pieza en penitencia.
Martina se pasa todo el día con el perro. Lo baña, lo peina, le pone moñitos en la cabeza. A nosotras no nos deja ni acercar. Del Boca se lo pide llorando para que se lo preste un ratito, pero la mala no se lo da. Mi mamá no hace nada, dice que dejemos en paz a Martina y nos pide por favor que nos portemos bien. Mi mamá dejó de trabajar y está en casa con nosotras, pero siempre anda diciendo que es mucho todo para ella y que está cansada. Casi ni se ríe mamá. A veces cuando se enoja se le transpira toda la cara y los ojos se le ponen rojos como si fuera a llorar, pero se los refriega y se los seca con el repasador. Cuando se pone así, yo me pongo mal, me dan ganas de llorar también y la abrazo. Ella me acaricia la cabeza, pero no me dice nada.
Un día, se me ocurrió un plan para hacer enojar a Martina. Cortarle el pelo al perro con la tijera grande para que se ponga mal cuando lo vea feo y pelado. Cuando le conté a Del Boca y le dije que la dejaba ayudarme, se puso como loca. Me dijo: vamos a hacer que se enoje de verdad.
Ayer mientras Martina dormía y mamá estaba preparando la comida, entré a la pieza, saqué a Rocco y lo llevé al fondo de casa. Pero no se quedaba quieto, se movía, nos chupaba las manos, movía la cola, estaba contento de vernos. Yo me puse a jugar con él, le hacía cosquillas y él se movía y movía y me chupaba la cara. Me dio cosa hacerle eso, y le dije a Del Boca que mejor que no, que mejor buscábamos otra cosa para Martina. Pero Del Boca toda colorada, se enojó mucho y dijo que, que ya estábamos ahí, que era cortarle el pelo un poquito.
Rocco no paraba de moverse, entonces decidimos que yo lo sujetaba porque soy más fuerte y ella le cortaba el pelo.
Pero cuando Del Boca cortó el primer mechón, se puso seria y abrió grandes los ojos mirándolo fijo al perro y en un segundo levantó la tijera y se la clavó en la garganta. Rocco hizo un ruido horrible y le empezó a salir sangre por el cuello. Lo solté y cayó al piso. Yo me quedé quieta. Del Boca se reía.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.


Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión