...
Pasión.
Ahora mismo hay personas afanadas en preparativos diversos: unos atendiendo a la seguridad, otros a la movilidad, otros a la prestancia, otros al boato, otros al esplendor, otros a la forma física, otros a que no falte en su negocio el género... Pero los menos, pueden darlo por seguro, son quienes andan preparando el alma.
Quizás los "fieles" no sean conscientes, pero este modo actual de celebrar, vivir, sentir, hacer la Semana Santa, es como si unos guionistas de Estados Unidos hubieran desarrollado todo el entramado.
Si en yanquilandia celebraran esto, lo harían con este espectáculo, este colorido, esta superficialidad vestida de fe profunda pero que de tan rimbombante, suena a folclore tuneado para que el espectador disfrute.
La Semana Santa siempre fue oscura, silenciosa, triste, sin alharacas. Pobreza y miseria. La Semana Santa, para el Pueblo, era básicamente, penitencia.
Desde hace años, es tan solo un puente largo, es tan solo un desfile de carrozas para el disfrute del turismo, el beneficio de la hostelería (bien está), y, por supuesto, la ganancia de la Iglesia.
No comprendo que los creyentes traguen con eso.
Y no solo tragan, lo defienden como si les fuera la vida en ello.
Hay quienes no pisan sagrado durante el año entero, pero en estas fechas tienen su tradición arraigada tan adentro que no pueden evitar el postureo. Como tragar las uvas entre campana y campana. Se hace y punto.
Si yo quiero procesionar un día con un peluche, no me dejarán cortar las calles para eso, no dudo que con buen criterio; y hasta me llamarán blasfemo (ahí los abogados Cristianos esos), pero yo no debo ofenderme por lo que hagan ellos: Tan arraigada está la hipocresía...
Ya huele a turbas.
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