¿Por qué cuando más feliz estoy comienzo a sobrepensar?
Estoy sonriendo como siempre, hablando demasiado, haciendo reír a todos, abrazando a todos.
Y de repente… como si alguien arrojara un dardo hacía mi, algo se quiebra. Y lo entiendo todo.
Entiendo que esa sonrisa es solo una máscara, que hablo tanto porque no quiero quedarme en silencio con mis pensamientos, y que abrazo tanto… porque tengo miedo de que mañana ya no esté para hacerlo.
Llego a casa. Una casa grande pero tan vacía... como yo también.
Me siento a la mesa con ganas de contar mi día, pero no hay nadie para escucharme.
Entro a mi pieza, me acuesto en la oscuridad y lloro, lloro como una criatura que no sabe por qué le duele tanto vivir, porque nadie imagina lo mucho que me esfuerzo solo para existir.
Y simplemente no entiendo
porque lo tengo todo, un pan en la mesa, una familia, amigos, gente que me quiere.
Pero yo no puedo. No puedo ser feliz, no puedo estar en paz.
Y eso me hace sentir mala, egoísta, malagradecida.
Mi cabeza siempre le gana al corazón, a la cabeza a veces no le importan las razones.
No importa cuántas cosas hermosas pasen, ella encuentra la forma de hundirme otra vez. Es masoquista, me arrastra a la tristeza aunque todo afuera esté bien.
Y hay días en los que ya no quiero un mañana.
solo quiero paz.
Poder dormir sin que se me caigan las lágrimas.
Poder amar como antes las cosas simples.
Poder sentirme plena, aunque sea un rato.
No sé qué me falta. No sé qué más romperme para recomponerme, siento que me parto en mil pedazos solo para intentar ser yo misma otra vez.
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